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que las estrecheces del Oratorio convertían aquel
tiempo en oportuno para quien quisiera obtener
gracias de la Virgen.
Muy querido caballero Oreglia:
Hace un tiempo hermoso, desapareció el frío,
estamos en primavera y usted siempre en Roma. Sin
embargo no me lamento, porque le suple Cantú. He
recibido las mil trescientas liras precisamente en
el momento en que don Miguel Rúa buscaba abrumado
dinero para Avvezzana. Dióle mil liras a él y el
resto a un picapedrero. íDeo gratias! íEs muy
bonito el episodio de aquella visita singular! Si
me escriben, me las arreglaré como pueda.
Escribiré una carta a la condesa Folchi. Quedan
anotadas las misas de la condesa Calderari, déle
las gracias y dígale que aquí rezamos todos los
días por ella. He recibido carta de monseñor
Fratejacci, a la cual contestaré pronto: estamos
de acuerdo. Mandaré un anónimo al padre Oreglia, a
quien comunicará mis más cordiales saludos.
Muchos dicen que usted residirá siempre en Roma
y yo digo que siempre, no;porque a cada momento
preguntan por usted. He visto a su madre, que
tanto me encomendó a su hermano, por quien hacemos
oraciones especiales. Me alegra saber las buenas
noticias que me promete.
Yo estoy engolfado en los gastos, las facturas
a pagar y los trabajos a continuar. Haga lo que
pueda, pero rece con fe; creo que es un tiempo
oportuno para el que quiera alcanzar gracias de
María. Nosotros contemplamos cada día una más
conmovedora que otra y con este empuje vamos
adelante.
La condesa Digny, la condesa Uguccioni, la
marquesa Nerli preguntan por usted y me dicen que,
si al volver de Roma, pasará por Florencia.
Todos los de casa están bien de salud y le
desean toda clase de bienes. No olvide la
meditación de la mañana. En el nombre del Señor me
profeso
Turín, 3 de marzo de 1868.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It9.90**)) Corría
la voz por aquellos días de que el caballero
Oreglia no volvería más al Oratorio. Don Bosco,
lleno de caridad con todos, no ahorró los más
delicados cuidados para que su querido hijo
espiritual perseverase en la vocación abrazada. Lo
verán los lectores a través de sus numerosas
cartas.(**Es9.92**))
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