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legislación de la triste herencia de los radicales
y redactó un proyecto de ley para devolver a la
Iglesia y al clero la plena libertad en el
ejercicio del sagrado ministerio y la
administración de los bienes eclesiásticos. El
Gran Consejo ya había aprobado la ley. Pero los
radicales y la francmasonería empezaron a
combatirla rabiosamente, sin ahorrar ningún medio
para atropellar el sentido de la ley, propagando
que se pretendía convertir al Estado en esclavo de
los curas. En un principio lograron engañar a
muchos ciudadanos, quienes con sus firmas
favorecieron la petición del referéndum. En menos
de un mes se habían recogido más de nueve mil, que
representaban casi la mitad de los que tenían
derecho al voto, y los radicales habían concebido
las más placenteras esperanzas, no sólo de impedir
la aprobación de la ley, sino también de volver a
obtener el poder perdido. Habían organizado un
pronunciamiento en los principales centros del
Cantón: bandas armadas, que debían caer sobre la
capital Bellinzona; y habían designado las
personas que querían formar el Gobierno
provisional, y preparado manifestaciones y
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escandalosas mascaradas, en las que debían figurar
sacerdotes, frailes, monjas, obispos y el Papa.
Las cosas habían llegado a tal punto que solamente
Dios podía salvar al Cantón Tesino de una
irremediable ruina. El Gobierno, durante algunos
días, pasó serias preocupaciones y temores. En
tales angustias escribía don Angel Modini a don
Bosco, el cual le respondía por medio de don
Miguel Rúa:
Turín, 22 marzo de 1886
Rvmo. Señor Cura Párroco:
He recibido su atenta carta del 18 de los
corrientes y sus donativos, que agradezco de
corazón, y ruego a V. S. extienda mi
agradecimiento a las piadosas personas que los
ofrecen.
Ya se ha celebrado una misa y las otras se
celebrarán, según las intenciones señaladas, lo
antes posible. Puedo asegurarle, entre tanto, que
nosotros rezamos sin cesar para que todo resulte a
favor de la Iglesia ticinense, y ya nuestros
huérfanos comulgaron varias veces por este fin.
Esperamos que María Auxiliadora haya bendecido
las votaciones de ayer. No hay que extrañarse de
que el infierno se esfuerce para ganar la partida,
y, aún después de haberla perdido, seguirá
esforzándose para destruir los efectos que la
Iglesia podrá conseguir con la victoria. Por
tanto, ánimo y adelante. La fábula de la lucha
entre Hércules y Anteo es siempre rigurosamente
cierta para nosotros los católicos. Anteo
recuperaba sus fuerzas tocando a la tierra, su
madre. La Iglesia, o, por mejor decir, sus hijos
recobran su primer vigor y son invencibles,
siempre que se confían al brazo de María Auxilio
de los Cristianos. íSea, pues, Ella también quien
venza y derrote al común enemigo!
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