((**Es9.865**)
El sacerdote Bernardi, satisfecho con aquellas
palabras, fue a Locarno, donde el arcipreste
Rossi, prevenido ya por la recomendación de don
Bosco, recibió con mucho afecto al religioso y lo
llevó poco después a Magadino.
-Quedaos aquí, le dijo, mientras el Señor os dé
vida.
((**It9.977**))
Obedeció el religioso y, efectivamente, las
palabras de don Bosco de que haría mucho bien se
cumplieron plenamente.
La parroquia de Magadino, abierta a todos los
vicios, se convirtió en poco tiempo en un jardín
de virtudes. El celoso párroco embelleció la
iglesia, fundó asociaciones, como por ejemplo la
de las Madres Cristianas, la de las Hijas de
María, la de los Luises, la Hermandad del
Santísimo Sacramento, etc. La iglesia, antes
vacía, se llenó de fieles piadosos y yo mismo lo
vi muchas veces, cuando fui allí a predicar. Las
funciones se desarrollaban con toda la pompa de
los ritos sagrados y se recibían muy a menudo los
Santos Sacramentos. Murió en la actual casa
parroquial, llorado por todos, que le tenían en
concepto de sacerdote santo.
Estoy dispuesto a confirmar bajo juramento
cuanto digo.
El segundo documento es una carta dirigida al
Siervo de Dios.
Piazzogna, 22 del 69
Muy respetable y querido don Bosco:
Espero que a estas fechas ya haya recibido la
mía, junto con la de don Eduardo.
Hoy he ido al célebre santuario de Nuestra
Señora del Sasso. Aquellos buenos religiosos me
recibieron con toda suerte de atenciones, me
pidieron noticias de nuestro querido don Bosco y
me encargaron le transmitiera sus recuerdos,
extensivos al bonísimo don Juan Cagliero.
El padre Luis Arnaboldi me dijo que ha escrito
a V. S. Rvma. pidiéndole un sacerdote para
Onsernone; desea un sacerdote bueno, aunque no sea
de mucha ciencia, pero sí de suma prudencia, y, al
mismo tiempo, le ruega apresure su búsqueda.
Tendría una retribución de seiscientos francos,
leña suficiente, mantequilla, etc.; mas se desea
un sacerdote que busque el bien de las almas y no
el del bolsillo, porque en estos pueblos, más bien
pobres, se engañaría quien esperase hacer fortuna.
En cuanto a mí, cada día estoy más contento. El
domingo celebramos en mi parroquia la fiesta de
san Antonio Abad. Había cinco sacerdotes, más el
señor Arcipreste, para dar esplendor a la fiesta.
El Ayuntamiento quiso que yo hiciese el panegírico
del santo Patrono. El lunes próximo iré a la
parroquia de Gerra, para predicar las cuarenta
horas y estoy invitado para los últimos días del
carnaval en la de San Abundio. Don Eduardo y yo
somos queridos y apreciados por estos lugares y
todo ello se lo debemos a nuestro querido don
Bosco...
Si V. S. puede hallar un momento y consolarme
con una buena palabra, me haría un gran favor y me
llegaría como una saludable rociada en mis
continuas ocupaciones parroquiales y
eclesiásticas. Me encomiendo sobre todo a sus
oraciones y le aseguro que cuando estuve a los
pies de nuestra amada ((**It9.978**)) Virgen
del Sasso, no me olvidé del ardoroso promotor de
la devoción a nuestra querida Virgen Auxiliadora a
la que no dejo de recurrir, pidiendo la ayuda que
tanto necesito en estos mis
(**Es9.865**))
<Anterior: 9. 864><Siguiente: 9. 866>