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((**Es9.855**) 1.° han cooperado en la confiscación de los bienes de la Iglesia a favor del Ayuntamiento; 2.° han comprado bienes de la Iglesia, legados piadosos, beneficios, etc. vendidos en pública subasta; 3.° han cooperado a la quema de los confesonarios; 4.° la destrucción de las estaciones del Viacrucis de los caminos públicos; 5.° la destrucción de algunos oratorios públicos. Además, como el mismo M. R. padre Luis Arnaboldi, mediante sus buenos oficios y la generosidad de algunas almas piadosas, ha conseguido reunir dinero suficiente para restaurar la iglesia parroquial de Auressio, pide también: 1.° permiso para que los feligreses de Auressio puedan preparar y acarrear los materiales necesarios para la restauración de su iglesia en los días festivos; 2.° permiso también para derribar el techo y buena parte de la pared y trasladar el Santísimo Sacramento y, durante la restauración, celebrar las funciones parroquiales en el Oratorio de la Virgen de las Mercedes, perteneciente a la misma Parroquia de Auressio; 3.° y que se le delegue, bajo mi cuidado, para bendecir la iglesia, una vez concluidos los trabajos de restauración de la misma. Siempre con los sentimientos de mi más alta estima, le ofrezco mi más respetuosa obediencia y me profeso De V. S. Ilma. y Rvma. Losone, 9 de marzo de 1869. Su seguro servidor ANGEL MODINI, Pbro. ((**It9.966**)) El padre Arnaboldi había seguido el consejo de don Bosco y, una vez obtenido el consentimiento de la Curia de Como, se dirigió al Vicario General de Turín en demanda de algún sacerdote. Pero también en esta Archidiócesis había disminuido el número de sacerdotes, y le respondieron que no era posible atender su petición. Entonces el Venerable ideó la forma de cubrir él mismo tan urgente necesidad. El padre Arnaboldi indicó a don Bosco, durante varios años, cuáles eran las parroquias más necesitadas de sacerdotes, y el Siervo de Dios tuvo la satisfacción de poder atender a varias de ellas, enviando, no precisamente Salesianos, que entonces eran todavía pocos, sino otros sacerdotes que él conocía y que estaban ligados con otros deberes al Piamonte, y también algún que otro religioso, expulsado de su convento por la ley de supresión. Don Pablo Albera se encargó de mantener la correspondencia en nombre de don Bosco con el padre Arnaboldi durante aquellos años y es él quien nos da estas noticias. El Siervo de Dios escogía sacerdotes, que él conocía personalmente, (**Es9.855**))
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