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a su bondad con la dulce esperanza de que podrá
satisfacer mis deseos. He aquí de qué se trata.
Este Municipio está construyendo un edificio,
ya muy avanzado, con la idea de destinarlo a
colegio internado y ponerlo en marcha con los
estudios clásicos y técnicos el próximo curso
1871-72. Está situado en la zona más bonita de la
Ciudad, y tiene capacidad para sesenta internos
con todas sus correspondientes comodidades.
>>Podría V. S. Rvma. encargarse de su dirección y
proveer a cuanto se necesita para tal fin? Tenga
la bondad de responderme, señalando las
condiciones que tenga a bien fijar, en carta que
yo pueda presentar al señor Alcalde, y dígame, en
otra particular, lo que crea digno indicar en
secreto.
Lo que yo puedo asegurarle es que, en el caso
de que se determine a condescender con mi deseo,
quedará muy satisfecho, teniendo en cuenta las
buenas disposiciones de estos ciudadanos.
En todo caso, espero una respuesta suya para mi
norma, y deseándole abundancia de gracias y
bendiciones del cielo, con ocasión del año nuevo,
me profeso con toda estima y profundo respeto.
Su
atto. y seguro servidor
PABLO BONORA
Can.
Párroco, Arcipreste
El párroco, de acuerdo con el alcalde, se había
dirigido a don Bosco, después de que Somascos y
Escolapios, invitados a aceptar la dirección y
enseñanza del Colegio, habían respondido que no
podían por falta de personal.
Con la oferta del Colegio de Varazze terminaba
el año 1870. Mientras tanto la bandera saboyana
flameaba en el mástil del castillo de Santángelo,
los prusianos asediaban a París y el príncipe
Amadeo, Duque de Aosta, entraba en España, cuya
corona había aceptado el 4 de diciembre.
María Santísima Auxiliadora seguía premiando
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gracias señaladas la confianza ilimitada que don
Bosco depositaba en la divina Providencia.
No tenemos ningún documento de las
acostumbradas predicciones del Siervo de Dios
sobre los muertos en el Oratorio, salvo la
narración del sacerdote Mateo Torazza, de la que
él mismo nos dio amplio testimonio.
En el año 1870 habitaba en el Oratorio un
hombre de edad madura, buen hablista, empleado
como fámulo en un cargo de confianza. Estaba
enfermizo, pero no guardaba cama. Don Bosco
anunció, y estaba presente Mateo Torazza, alumno
de quinto curso, que, antes de que se hiciese el
ejercicio de la buena muerte, una persona de casa
habría pasado a la eternidad. Causó esto gran
impresión al joven Torazza, el cual cayó enfermo
de las amígdalas unos días después y creyó que era
él el aludido. También los que estaban en la
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