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((**Es9.844**) Los donativos, lo mismo en dinero que en materiales de construcción, se entregan al sacerdote don Bosco y al reverendo Traversa, cura párroco de San Máximo. íQuiera Dios que nuestras palabras sean semilla que dé abundante fruto para la vida eterna y también para beneficio temporal de nuestra juventud! No faltaron las ofrendas de los buenos. Tenemos una hoja de don Bosco dirigida al conde Francisco de Viancino. Oratorio de San Francisco de Sales, Turín - Valdocco El día 29 de diciembre del año del Señor 1870, recibo del benemérito señor conde Francisco Viancino la importante cantidad de mil liras, que en su caridad, además de las entregas hechas para nuestros muchachos pobres y para la construcción de la iglesia de María Auxiliadora, ofrece dicho señor como anticipo de otra cantidad que piensa dar para la construcción de la nueva iglesia, internado y escuelas que se proyectan en el local comprendido entre la avenida del Rey, la calle Madama Cristina y la de San Pío V, en nuestra Ciudad. Por estas y otras obras de caridad, doy humilde y encarecidamente gracias a tan insigne bienhechor, y ruego a Dios le recompense con largueza, dándole muchos años de santidad y vida feliz a él y a su santa esposa, y lo más tarde que a El plazca les haga partícipes de la gloria de los bienaventurados en el cielo. Amén. Turín, 20 de diciembre de 1870. JUAN BOSCO, Pbro. Otra limosna, aún más vistosa, le hicieron a don Bosco en circunstancias singulares. Decíale cierto señor: -Querría hacer algo por sus obras, pero ahora no puedo; tenía un crédito de veinte mil liras con el que yo contaba, y ahora resulta incobrable; no hay ninguna esperanza; acabo de recibir la triste noticia. -Quien se la dio puede equivocarse, observó don Bosco. -No es posible; mi agente es habilísimo y me escribe que no hay ninguna esperanza. -Y si usted recuperase esa cantidad; >>qué haría? -íPalabra de honor! Le doy la mitad de lo que cobre, que por ahora está todo perdido. íPero es imposible! ((**It9.953**)) ->>Quién sabe? añadió don Bosco; lo que usted promete es para mis muchachos: voy a invitarles a rezar. Escribió el señor al deudor y, unos días después, recibía de su agente cinco mil liras que, según le decía, se habían cobrado imprevisiblemente; después otras cinco mil, y finalmente el resto. Demostró ser hombre de palabra, pues mandó a dar las gracias a don Bosco (**Es9.844**))
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