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El Siervo de Dios recibía a su vez respuesta a
otra carta escrita al general Govone, Ministro de
la Guerra.
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GOBIERNO CIVIL
de la Provincia de Turín
Turín, 15
de diciembre de 1870
Cábeme la satisfacción de comunicar a V. S.
Rvma. que el Ministerio de la Guerra, en atención
a su instancia, ha dispuesto que la Jefatura de
Almacenes del Material para los servicios
administrativos de esta Ciudad, ponga a
disposición de la persona que ese Oratorio señale
para retirarlas, doscientas mantas de lana, para
servicio contra los rigores de la presente
estación.
El Gobernador
RADICATI
Los fríos de la estación invernal habían
obligado a interrumpir los trabajos en la iglesia
de San Juan Evangelista; pero la Unidad Católica
recomendaba a los fieles este edificio sagrado.
LLAMADA A LA PIEDAD DE LOS
TURINESES
En el barrio de nuestra Ciudad, que se extiende
desde la Plaza de Armas hasta el Po, se levanta,
como todo el mundo sabe, la iglesia de los
protestantes, con internado, escuelas y asilo
infantil. Debido a la lejanía de iglesias y
escuelas católicas son muchos los padres de
familia, allí radicados, que se ven casi obligados
a permitir que sus hijos acudan a las escuelas
heterodoxas.
El grave peligro que corren estos niños y la
pena que experimentan los buenos católicos han
conmovido profundamente a ese milagro de caridad y
de beneficencia, que es el piadoso sacerdote don
Juan Bosco, quien se ha impuesto el deber de
alejar, por cuanto de él depende, el mal que va
creciendo de día en día.
Ayudado por personas caritativas, compró en
dicho lugar un amplio terreno con la idea de
construir en él una iglesia, que pueda servir para
los adultos, y un edificio para escuela, internado
y patio para los muchachos. Ya han comenzado los
trabajos; se ha terminado la tapia de cerca y
ahora se espera que la caridad de los turineses,
con sus generosas limosnas, permita que se
continúen las obras. Estamos convencidos de que
nuestros buenos conciudadanos se verán animados
también en esta ocasión del mismo celo que siempre
demostraron por la religión de sus padres y por la
educación religiosa de la juventud.
Bien sabemos que los tiempos son difíciles;
pero también sabemos que la caridad cristiana no
conoce obstáculos insuperables.
íTurineses! Si alguna vez se os encomendó una
obra digna de vuestra caridad, hela aquí
precisamente. La historia del pasado y la del
presente coloca ante nuestros ojos los males
terribles que se desploman sobre las ciudades, en
las que desaparecen los santos principios de la
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religión y de la santa moral. íAh! Por cuanto de
nosotros depende detengamos el peligro que nos
amenaza.
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