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Esta cantidad sería considerable en cualquier
momento, pero lo es más teniendo en cuenta la
escasez de beneficencia y las excepcionales
circunstancias en que se encuentra este
establecimiento.
Por dichas razones, y para animar a este
público bienhechor a que continúe haciendo buen
uso de sus bienes, presenta su humilde súplica a
V. E. a fin de que se le conceda una condecoración
de San Mauricio.
Con profunda gratitud se profesa
De V. E.
Humilde recurrente
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It9.950**)) Elevaba
otra súplica al Ministro de Instrucción Pública,
César Correnti.
Exmo. Señor:
El celo que V. E. manifiesta para promover la
cultura de las clases más modestas del pueblo, que
tanto la necesitan, me anima a exponer a su
consideración cuanto sigue.
Tenemos en este Centro cerca de quinientos
jóvenes internos, pertenecientes a la clase más
humilde del pueblo, que cursan los estudios
clásicos; hay, además, casi otros quinientos entre
internos y externos, que siguen los estudios
primarios que proporcionamos a la juventud pobre
en los días laborables y también en los festivos,
con clases durante el día y también nocturnas.
No necesito demostrar a V. E. los ingentes
gastos a que se ve sometido este Centro, para el
mantenimiento de profesores y maestros, la
conservación de las aulas y la dotación de libros,
cuadernos y demás materiales escolares, que no
podrían conseguir muchos de los que asisten a
nuestras escuelas, dada su extrema pobreza, si no
se les suministraran gratuitamente.
Sabrá, por otra parte, que no gozamos de renta
alguna y que nuestro único medio de subsistencia
es la caridad pública. Y si bien es cierto que
hasta el presente hemos podido hacer frente a tan
enormes gastos, también lo es que nos encontramos
con frecuencia en apuros tan excepcionales que tal
vez nos veamos obligados a limitar las obras de
beneficencia, si una mano amiga no acude en
nuestra ayuda. Por esta razón recurro confiado a
la bondad de V. E. suplicando su ayuda en la forma
que le sea menos gravosa y asegurándole nuestro
más vivo reconocimiento, no sólo por mi parte,
sino por la de toda la administración de esta Casa
y por el numeroso grupo de jóvenes, beneficiados
por su caridad, que no dejarán de implorar sobre
V. E. toda suerte de bendiciones.
Acepte los sentimientos de mi mayor aprecio,
con los que tengo el honor de profesarme
De V.E.
Turín, 11 de diciembre de 1870.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
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