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de la gran Maestranza de San Mauricio y
vicecanciller de la Orden de la Corona de Italia
el caballero y abogado Luis Cova; hacía cuatro
años que ocupaba aquel puesto y era muy amigo de
don Bosco.
Escribía el Venerable al senador Castelli:
Turín,
6 de diciembre de 1870
Exmo. Señor:
Tiempo atrás, en momentos de apuros
excepcionales, solía yo recurrir a la beneficencia
de la Orden de San Mauricio que fue constantemente
un sólido apoyo para los muchachos pobres y
abandonados, que, en número de ochocientos, se
encuentran internados en la casa llamada de San
Francisco de Sales.
La Divina Providencia, que me ha arrebatado a
la persona que desde el principio conocía esta
institución, ha dispuesto que le sucediera en el
cargo V. E., y yo albergo la misma confianza de
que nuestros pobres muchachos tendrán en V. E. un
nuevo y poderoso bienhechor.
Con esta persuasión recurro humildemente a V.
E. y le ruego tome en consideración la
beneficencia hecha por los beneméritos señores
José Zucchi y José Besio y les otorgue una
condecoración mauriciana. Sería éste uno de los
medios más eficaces para sacarnos de las graves
necesidades en que nos encontramos, y sería, al
mismo tiempo, un título de imborrable gratitud por
mi parte y la de mis muchachos que no dejarán
pasar un solo día sin invocar con sus oraciones
particulares las bendiciones del cielo sobre V. E.
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Confiando en su conocida bondad, tengo el alto
honor de poderme profesar con todo aprecio
De V.E.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Exmo. Señor:
El señor José Besio, hijo del difunto Luis, de
sesenta y cinco años, residente en Mondoví Breo,
parece tener derecho a la pública benemerencia por
sostener dos fábricas de vajilla, que proporcionan
el pan a más de doscientas familias y por haber
aportado a la fabricación de vajilla tales
adelantos que ha conseguido cinco medallas en
cinco exposiciones diferentes. Fue premiado con
medalla en 1858 en la Exposición de productos
industriales, celebrada en Turín en el Castillo
del Valentino; también lo fue en 1868 en la
Exposición de Muestras de la Industria Nacional
que tuvo lugar en Turín, y en la de productos
industriales y agrícolas de Asti en 1869; y por
último en las de Alessandria y Cúneo en el
presente año 1870.
Tuvo también que corresponder varias veces a
los deseos del Gobierno; y así en el 1856, con su
intervención e influencia en las masas obreras,
pudo impedir que hubiera conflictos en una especie
de revuelta organizada por la carestía de víveres;
y también impidió otra cuando se empezó a poner en
marcha el impuesto sobre la molienda. En efecto,
fue entonces cuando todos los molineros (no sólo
del Ayuntamiento sino también de la comarca)
habían acordado mantener cerrados sus comercios,
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