((**Es9.838**)
Esta, cuya parte delantera era plana y un poquito
cóncava, como naturalmente la tienen todos los
hombres, poco a poco se levantó y creció lo mismo
que sucede con la harina cuando se le añade la
levadura, de tal suerte que vino a ser convexa y
redonda en la parte superior. Y esto no por
hinchazón, sino por habérsele levantado toda la
caja ósea del cráneo, como si el hemisferio
cerebral hubiese necesitado dilatarse para
contener la amplitud de tantos y tantos
pensamientos. Antes de que sucediese este fenómeno
le había dolido la cabeza durante casi seis meses
seguidos. Desde aquel momento ya no sintió los
agudos dolores, que de vez en cuando le
molestaban.
En agosto de 1884 los médicos reconocieron,
estando él enfermo, que una costilla de la parte
izquierda estaba fuera de sitio. Mucho tiempo
antes don Bosco había sentido por aquel lado un
dolor que creía fuese del corazón. Su corazón,
grande como el de un rey, necesitaba también más
espacio.
Pero Dios, como acostumbra a hacer con sus
santos, no cesaba de proporcionarle alguna
tribulación. Una continua incomodidad, que aguantó
pacientemente durante más de treinta años, sin
casi manifestarlo y sin quejarse jamás, fue la
hinchazón de las piernas.
Y sin embargo no abandonó nunca su trabajo
mental o activo. En el mes de noviembre de 1870 se
preocupaba de que continuase la solemnidad de las
fiestas de Navidad.
Beatísimo Padre:
El sacerdote Juan Bosco, Superior General de la
Pía Sociedad de San Francisco de Sales, postrado a
los pies de V. B., humildemente expone cómo V. B.
concedió en su gran bondad que la noche de Navidad
pudiéramos celebrar las dos misas que siguen a la
de media noche, con la facultad de dar la comunión
a los fieles en los Oratorios ((**It9.946**))
masculinos de esta ciudad. Estos favores
espirituales ya se extendieron a las Casas de
Lanzo, Borgo San Martino y Cherasco, dependientes
de la misma Congregación. Estando ahora para
terminar el tiempo de esta concesión, suplica a V.
B., humildemente se digne renovarla y extenderla a
la casa recientemente abierta en Alassio.
Ex Audientia SS.mi.
Die
28 de novembris 1870
Su Santidad, consideradas las preces, las
remitió al arbitrio del Ordinario con facultad
para el efecto de que se trata, guardadas las
necesarias y oportunas normas debidas. Para un
decenio. Sin que nada se oponga.
F. MONACO, Card.
(**Es9.838**))
<Anterior: 9. 837><Siguiente: 9. 839>