((**Es9.805**)
Benemérita señora Condesa:
Hace tres años se ofrecía usted para librar a
un clérigo del servicio militar y él prefirió el
ejército. Ahora, en cambio, hay un clérigo que lo
pide; pero >>quién sabe si usted se encuentra en
la posibilidad de hacerlo?
La precipitada convocatoria de los mozos de la
segunda categoría del 1848, comprende a dos de
nuestros clérigos, los cuales, por estar
diplomados, llevaban dos clases, muy numerosas por
cierto. No nos lo esperábamos, y en tiempos
normales hubiéramos encontrado motivos de
dispensa, pero en estos momentos excepcionales, no
encuentro más remedio que el de librarlos o
dejarlos salir para el cuartel. Están citados para
ingresar el 20 del corriente en el regimiento.
Sé hasta donde llega su buena voluntad de
ayudar, pero quizás no pueda; por consiguiente, en
esta ocasión pido para un suplente, a medias o con
la partecita que entienda puede ayudar sin grave
dificultad.
Hubiera ido inmediatamente a hablar con usted,
pero tengo dos tandas de ejércitos espirituales,
una esta semana y otra en la próxima.
Tenga compasión de este pobre pedigüeño; la
necesidad tiene cara de hereje.
Que Dios les bendiga, a usted y a su familia, y
créame con profunda gratitud.
De V.S.B.
Turín, 12 de septiembre de 1870.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Le suplico trasmita mi agradecimiento a
la señora María Luisa por su carta. Espero poder
ir a Vignale el día 27 del corriente.
Como la caritativa Condesa no pudo atender la
petición del Venerable, éste se dirigía por el
mismo motivo a la marquesa Fassati.
((**It9.909**))
Benemérita señora Marquesa:
Las calamidades públicas caen sobre los
particulares, y la inesperada llamada a filas de
los quintos de la segunda categoría de 1848
alcanza también a uno de nuestros clérigos ya
próximo a las órdenes. Otro, pendiente de revisión
médica, queda en duda hasta que sean llamados a
filas los soldados del 49; pero el primero, Luis
Bussi, de Giarole, ha sido ya llamado al
regimiento, y el día 20 debe encontrarse en el
cuartel; queda todavía la última revisión médica y
puede darse que le ayude su constitución delicada,
pero mientras tanto está próximo a ser soldado.
Ante este caso excepcional le suplico considere
si, de la cantidad que usted y el señor Marqués
ofrecieron a la Virgen sobre su crédito de Cúneo,
pudiese anticipar la cantidad de tres mil
doscientas liras para el rescate de este virtuoso
clérigo, que llora y tiembla al pensar que deberá
ir al cuartel.
Años atrás me ofreció la condesa Callori lo
necesario para el rescate de un clérigo. Pero
ahora le he escrito enseguida, y me contesta que,
con mucho sentimiento, se encuentra de momento en
la imposibilidad de hacerlo.
Me daba pena escribir a ustedes porque sé que
hacen cuanto pueden por nosotros, sin que se les
pida; pero la necesidad carece de ley. Si puede
enviarme unas líneas para mi norma me hará un
verdadero favor.
(**Es9.805**))
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