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de corazón el fecundo y espléndido incremento que
el culto católico consigue en nuestra Ciudad.
He aquí el horario de la inauguración: Martes,
30 de agosto, a las diez de la mañana: primeras
pruebas: misa en canto gregoriano, con intervalos
de órgano; por la tarde, a las tres: canto con
intervalos de órgano; discurso de ocasión;
bendición con el Santísimo Sacramento, con música.
Miércoles, 3 de agosto, a las diez de la mañana:
lo mismo que el día anterior; por la tarde a las
seis: canto, concierto, bendición.
El mismo periódico informaba el 15 de
septiembre sobre la ceremonia realizada.
El martes, 30 de agosto, tuvo lugar en la
iglesia de Nuestra Señora Auxiliadora la solemne
inauguración del nuevo órgano, fabricado por los
hermanos Lingiardi de Pavía. A pesar de que, en
razón de la estación, la mayor parte de los
turineses están en el campo, hubo un selecto
concurso de ((**It9.905**))
personas inteligentes que se deleitó con las
armonías del nuevo órgano, pulsado con singular
maestría por el ilustre caballero Petrali, maestro
de capilla de la catedral de Crema. Sería inútil
prodigar alabanzas al célebre fabricante y al
egregio maestro, cuyos nombres son harto conocidos
en la historia del arte italiano.
Por lo que se refiere a la maquinaria del nuevo
órgano, hay que resaltar la precisión y sencillez
de sus resortes, que ejecutan sin frotamiento ni
retraso los movimientos impuestos por las manos o
los pies del que toca. El antiguo sistema
neumático ha sido sustituido por el nuevo, de
particular invención de los Lingiardi, que conduce
el viento a las cajas de los soportes de los tubos
con mayor uniformidad y abundancia, por lo que el
órgano no tiene la menor oscilación o defectos de
ahogo. El fabricante ha introducido en el mismo
soporte principal de los tubos una caja armónica
que obtiene el mismo efecto del antiguo eco, con
lo que ahorra complicaciones mecánicas, economiza
espacio y obtiene los graduales matices del
pianísimo al fuerte y da una expresión admirable a
las voces.
Resulta sorprendente cuando suenan todos los
registros del órgano a la par: no hay confusión de
voces, y se pueden distinguir la claridad y
suavidad de todas ellas. Es perfecta la imitación
de una orquesta; admirable el efecto de los
instrumentos de cuerda; es difícil poder
comprender cómo con un simple tubo se puede imitar
el roce del arco, sin quitar la transparencia y la
expresión de las notas más difíciles; es completa
también la ilusión de las voces humanas: imitan
con tal perfección a la naturaleza, que dan la
impresión de oír articular las palabras.
Sería demasiado largo examinar en todos sus
detalles el nuevo órgano-expresivo de Lingiardi;
baste decir que sus trabajos dan renombre a la
iglesia que los instala. El organista Petrali no
desmintió su fama: nada de teatral y profano en su
música; la vena de la inspiración es continua;
sabe acoplar siempre lo sublime con lo popular y
presentar a la inteligencia del que escucha nuevas
armonías, dificultades musicales y efectos
admirables.
La solemnidad duró dos días, y hemos tenido que
convencernos cada vez más de que, si las
instituciones de don Bosco son nuevos monumentos
de la caridad católica en nuestra tierra, también
en las ciudades lombardas se mantienen vivas las
tradiciones del arte cristiano.
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