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de Asís y para ello monseñor Gastaldi alojó el
1871, en una parte del antiguo claustro, que había
sido Residencia Sacerdotal, a un grupito ((**It9.893**)) de
Oblatos de María, que, a raíz de la supresión, se
habían juntado para hacer vida privada.
A la vuelta de San Ignacio, siguió el Venerable
ocupándose de sus colegios durante el mes de
julio. La condesa Callori, que había entregado
muchos miles de liras para la construcción del
seminario menor de Mirabello, le manifestaba sus
dudas sobre las ventajas del traslado de aquel
colegio a Borgo San Martino.
Y don Bosco le contestaba:
Turín, 13 de julio de 1870
Benemérita señora Condesa:
Contestaré a cada cosa, una por una, para no
armar un lío.
1.° Siento mucho la delicada salud de don
Carlos Salerio, de quien usted me ha hablado tan
laudablemente muchas veces. Pongámonos, pues, con
toda nuestra fe, bajo la protección de María
Auxiliadora. A partir del próximo viernes haremos
la novena con oraciones especiales: misa, rosario,
comuniones y oraciones cada mañana. Por su parte,
recen tres padrenuestros, avemarías y glorias, más
tres salves, y después fe, esa fe que transporta
los montes a la llanura y las llanuras a las
montañas. Si Dios, en su infinita misericordia,
concede la gracia, se pondrá uno de los tubos del
nuevo órgano a su costa.
2.° Celebro que la buena señorita Victoria esté
mejor de salud. Yo tengo cada día un memento por
ella en la santa misa y espero que Dios no querrá
ser sordo a nuestras súplicas esta vez. Son muchas
las voces que claman a Dios por usted y por la
señorita Victoria:
íAh! Mira desde el cielo a tus
hijos
con tu sangre preciosa redimidos.
>>La oración de tus hijos
doloridos
alguna vez en vano a ti subió?
3.° He enviado a Mirabello la nota para el
jovencito Franchi. Veremos qué determinaciones se
han tomado; imagino serán éstas: que liquide las
cuentas con Mirabello y, cuando venga a Turín,
pagará doscientas liras, por una sola vez. Se lo
recordaré de nuevo.
4.° Teniendo en cuenta sus reflexiones, todavía
no se ha hecho el contrato de Borgo San Martino.
Pero hay que pensarlo. Nos falta espacio. Si
comenzamos la segunda fase, pasaremos con mucho de
las cien mil liras, siempre lejos del ferrocarril
y sin un palmo de terreno para los profesos.
El local en cuestión bastaría sin más
construcciones. Cuesta ciento catorce mil liras,
pero hay allí plantas y bosque a talar por valor
de unas veinticinco mil liras; ((**It9.894**)) además
se podría vender una parcela por diez mil y aún
quedaría una extensión como de tres obradas de
terreno.
De todos modos hagamos ahora una novena a María
Auxiliadora, después vendrá don Juan Bonetti a
Turín y veremos qué se resuelve para la mayor
gloria de Dios. Rece una avemaría ad hoc.
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