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((**Es9.791**) Hacía treinta años que era misionero por aquellas regiones; había sufrido heroicamente pobreza, humillaciones, desprecios, desilusiones, incesantes amenazas, furiosas persecuciones, hasta creerse afortunado por poder conseguir la palma del martirio, y otros obstáculos que el demonio suscita contra los predicadores de la fe católica. Le acompañaba monseñor Eligio Cosi, su coadjutor y después obispo y Vicario Apostólico, franciscano también de los menores observantes. ((**It9.892**)) Resultaba algo habitual ver a venerandos obispos y arzobispos del Piamonte y de lejanas tierras que, en viaje ad límina 1 para visitar al Papa, pasaban por Turín con el único fin de hablar con don Bosco y tratar sobre el mejor modo para resguardarse de los males de los tiempos. Se vio a muchos de rodillas ante don Bosco pidiéndole la bendición. Aquel mismo mes de julio escribía él a don Domingo Pestarino: Turín, 10-7-1970 Carísimo don Domingo: Los días 20, 21 y 22 de este mes se celebrarán las cuarenta horas en la iglesia de María Auxiliadora: será para mí un gran placer si puede usted venir en esta ocasión; así tendríamos tiempo para hablar de nuestros asuntos. Más aún; si puede, le ruego vaya a ver al señor cura de Casalegio e invítelo a que le acompañe. El presidirá en la iglesia las funciones compatibles con su edad y, cuando menos, celebraría la santa misa en el altar de María Auxiliadora. Nuestros jóvenes comulgarían según su piadosa intención. Podría venir el 18, pasar la semana con nosotros y volver el sábado a la parroquia, si lo desea. Así tendré tiempo para comunicarle algunas cosas que no conviene confiar al papel. Por tanto, les espero a los dos. Buen viaje y que Dios nos bendiga. Afmo. JUAN BOSCO, Pbro. Por aquellos días, después de tantas y tan grandes emociones experimentadas durante el año, y las que preveía que le aguardaban en los meses siguientes, subió don Bosco al Santuario de San Ignacio para hacer los ejercicios espirituales. Los dirigió el teólogo Félix Golzio, su confesor, Rector a la sazón de la Residencia Sacerdotal de San Francisco de Asís, que debía trasladarse al Santuario de la Consolación junto con los residentes, al convento que habían dejado los Franciscanos. Sólo faltaba proveer al culto de la iglesia de San Francisco 1 Ad límina. -Expresión equivalente a: ir a Roma, ir a la Santa Sede. (N. del T.). (**Es9.791**))
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