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en el santo Evangelio, céntuplo con bendiciones
espirituales y temporales, con salud permanente
para usted y para toda su familia.
Dios le bendiga a usted y a sus obras, y
créame, con profunda gratitud,
Turin, 23 de junio de 1870
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Contemporáneamente pensaba siempre en el Papa y
en el Concilio Vaticano, hablaba con afecto de él
a los alumnos y participaba y hacía participar a
sus sacerdotes en una suscripción que publicaba la
Unidad Católica con el título: Al Papa desposeído,
los desposeídos sacerdotes de Italia. En el N.§ 21
de junio se lee:
Como homenaje al Supremo Pastor de la Iglesia,
el sacerdote Juan Bosco y sus sacerdotes del
Oratorio de San Francisco de Sales de Turín,
veinticuatro liras de limosna por dos misas cada
uno.
El sacerdote Juan Bonetti y sus sacerdotes del
Seminario Menor Episcopal de San Carlos, en
((**It9.884**))
Mirabello, ocho liras de limosna por dos misas
cada uno.
El sacerdote Juan Lemoyne y sus sacerdotes del
Colegio de San Felipe Neri, en Lanzo Torinese,
ocho liras de limosna, por dos misas cada uno.
El sacerdote Juan Francesia y sus sacerdotes
del Colegio de la Virgen del Pópolo en Cherasco,
ocho liras de limosna por dos misas cada uno.
Y en el número del 2 de junio ya se había
publicado en las listas del dinero de San Pedro:
Turín. Unos muchachos pobres del Oratorio de
San Francisco de Sales ofrecen seis liras.
Y después de tantas obras buenas volvió de
nuevo la fiesta de san Juan Bautista. Durante
muchos años, la tarde del 23 de junio en el
Oratorio fue el triunfo de la gratitud; y tanto
creció que fue necesario repetirla el 24 por la
tarde, para satisfacer el deseo de muchos
bienhechores. Y así se continuó mientras vivió don
Bosco.
Con mucha razón escribía el reverendo Griva en
1898.
<<>>Quién ha sido más querido y ensalzado por
sus hijos que don Bosco?
>>>>Quién de nosotros no recuerda esta fiesta
de san Juan, en su día onomástico? Mientras vivió,
sus hijos cantaron a porfía en esta ocasión, de
mil modos y en mil lenguas, las glorias de su
padre. Y cada año, lejos de disminuir, crecía la
estima y el afecto, porque cada año era portador
de nuevas alegrías, nuevas glorias y nuevas
manifestaciones por parte de sus hijos en los
primeros años; luego
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