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la condesa Callori es única. Si puedo ir a
Mirabello, le avisaré antes y ciertamente haré una
parada en su casa.
Anteayer hubo una reunión en Roma para tratar
la cuestión de la iglesia de San Juan de la Pigna.
Resultó bien para nosotros; tal vez tenga que
hacer un viaje a Roma; he escrito hoy para ver si
puedo evitarlo o al menos dilatarlo.
El martes no estaré en Turín; pero sí los demás
días hasta el 24, consagrado a María Auxiliadora.
>>No vendrá a hacernos una visita? Celebraremos
una fiesta de primera clase. Hoy ha comenzado la
novena. Todos los días se celebrará una misa según
su intención en el altar de María Auxiliadora.
Como intención principal pongo la perfecta y
duradera curación de la virtuosa señorita
Victoria.
Que Dios les bendiga a usted, al señor Conde y
a toda su familia. Ruegue por mí, que con gratitud
me profeso,
De V.S.B.
Turín, 15 de mayo de 1870
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
La novena de María Auxiliadora ponía en
movimiento a todo el Oratorio. Se imprimieron
invitaciones con el horario de la novena y de la
fiesta y se distribuyeron ochocientas. Había en
ellas el siguiente aviso: <>.
Había que colocar tres nuevas campanas pequeñas
en el campanario, las cuales formarían con las
otras cinco un carillón en mi bemol, para tocar
aires musicales, canciones sagradas y marchas
festivas.
Mientras se preparaba el ambigú para el
servicio de bebidas y comestibles, los bancos de
cambio para la feria y la iluminación, los músicos
ensayaban sus cantos y sus conciertos. Don Juan
Cagliero hacía el día 22, domingo, el ensayo
general de la misa, las vísperas y su nuevo himno
Saepe dum Christi con los muchachos y los maestros
de la ciudad por él invitados. Para este fin había
repartido una invitación impresa, para los
entendidos y los bienhechores.
((**It9.870**)) El
Venerable, ayudado por señoritas, hijas de
distinguidas familias, organizó la rifa de un
hermoso cuadro, de un metro veinte por noventa y
cinco centímetros, que representaba al Episcopado
italiano viviente. Cada boleto valía cincuenta
céntimos. Al que compraba diez se le regalaba una
fotografía del mismo, en tamaño de veinticinco
centímetros por veintiuno. Se hicieron más de mil
boletos.
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