((**Es9.75**)
cerrada por ambos lados con paredes de rosas y
espinas, pero con la bóveda o emparrado
entretejido solamente con rosas. Explicó que los
hermanos no sólo deben caminar sobre las espinas
de las privaciones y de las fatigas, sino que son
punzados e impedidos en su obrar por las espinas
de los obstáculos y las contradicciones. El
demonio, enemigo de todo bien, suscita cuantos
obstáculos puede contra los que quieren hacerlo, y
lo que es más, ved la malicia infernal, hace que
estos obstáculos los pongan personas piadosas y
con santas intenciones, las cuales, engañadas
desgraciadamente, llevan a muchos a engaño.
>>Pero combatamos con fortaleza y constancia,
exclamó y, con la gracia del Señor, triunfaremos
contra todos y en todo. Sólo con grandes trabajos
se llevan a cabo las grandes empresas. La pérgola
de rosas significa que nuestro premio está en el
cielo y que sólo a él debemos tender con todas
nuestras fuerzas.
>>-Y ahora, continuó, pensemos en aumentar
nuestro personal: para obtenerlo es necesario que
nos comprometamos a ganar a algún hermano nuevo.
Esto depende principalmente de los directores de
las casas. Es necesario que ellos procuren ganarse
y mantener la confianza de aquellos jovencitos,
que claramente ven que pueden hacer un gran bien
en lo sucesivo. Este es el único medio para
atraerlos a la Sociedad. Os lo digo por
experiencia; puedo aseguraros que si un joven, al
hacer sus estudios, ha tenido confianza ilimitada
con su director y superior, fácilmente se llegará
a ganarlo. Al ver en su director, no al superior,
sino al padre, volcará su corazón en el suyo y
hará cuanto éste le aconseje hacer. Así cobrará
afecto a la casa; sin conocer aún la Sociedad,
pondrá en práctica las Reglas, y, apenas la
conozca, la abrazará para no abandonarla jamás,
excluido el caso de que perdiese aquella
confianza. Al contrario, hay jóvenes que vienen
((**It9.70**))
aquí, acaban sus estudios, no hay nada que tachar
en su conducta, son buenos, merecen buenas
calificaciones, pero si no tienen esta confianza,
no se podrán albergar más que dos décimos de
esperanza de que se decidan a entrar o quedarse
con nosotros. La razón está en esto; en que
miraron a su director, no como a un padre, sino
como a un superior, que vigila su conducta externa
y nada más. Tómese nota de esto para pensar en la
necesidad de inspirar afecto, para conocer las
inclinaciones de los alumnos y de los demás
subordinados.
>>Al final concluyó: ->>Quién sabe si nos
encontraremos todos en esta reunión el año que
viene o si alguno de nosotros será llamado por el
Señor a la eternidad? Espero que nos volvamos a
encontrar(**Es9.75**))
<Anterior: 9. 74><Siguiente: 9. 76>