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seminarios y, ser por tanto inexpertos y poco
avezados aún a nuestra vida.
>>Pero también disminuye el número de los
buenos hermanos.
((**It9.68**)) >>Desde
la fiesta de San Francisco de Sales del año
pasado, se han perdido dos de nuestros grandes
campeones, que habrían hecho mucho bien, y no
sabría decir quién de los dos habrá recibido mayor
premio en el cielo. Uno, el clérigo José
Mazzarello, que era bueno por naturaleza, serio en
los propósitos y obediente; el otro, don Enrique
Bonetti, que supo vencerse a sí mismo y superar
todas las dificultades, aunque era de índole
fogosa.
>>Por lo tanto, declaró que lo que más
importaba era que todos los salesianos se animaran
mucho y estuvieran dispuestos a hacer muchos
sacrificios por amor de Dios. Exhortó a los
sacerdotes y a los clérigos a ser los primeros en
la observancia de las Reglas de la casa y a que
todos procurasen tener un conocimiento exacto de
las mismas. A tal fin, recomendó al señor Director
de estudios que encontrara el modo de leer todas
las semanas un trozo del reglamento a los
sacerdotes, clérigos y alumnos reunidos. Rechazó
la proposición, presentada por alguno, de ocultar
a los muchachos las reglas a que deben sujetarse
clérigos y sacerdotes.
>>-Los jóvenes, dijo él, tendrían motivo para
quejarse si se vieran obligados ellos solos a
reglas y deberes. En público es necesario ser
reservados al hablar de hechos, cuando éstos sean
censurables;
pero hay que hablar claro a todos frente a las
leyes.
>>Pasando a hablar después de nuestra Sociedad,
anunció la oferta hecha para dos casas, una en
Novara y otra en Roma, cuya apertura sería muy
conveniente, lo mismo material que moralmente, por
la gracia que adquiriríamos ante ciertas personas
distinguidas.
>>Después de la lectura del Decreto con el que
el señor Obispo de Casale aprobaba nuestra Pía
Sociedad en su Diócesis, don Bosco relató las
felicitaciones de los obispos Galletti y Gastaldi.
Este último dijo que tal aprobación era como una
chispa la cual, como en un inmenso incendio,
destruyendo todos los obstáculos que todavía se
interponen, hará que nuestra Congregación sea,
dentro de poco, recibida en todas partes. Monseñor
Galletti quiso una copia de aquel Decreto. Se le
dio con la esperanza de que otros muchos prelados
se unieran a él para favorecernos.
((**It9.69**))
>>Hablando de los obstáculos, don Bosco aludió a
un sueño tenido en los primeros tiempos de la
Sociedad, en el que vio a los miembros de ésta
caminando por una larga alameda, cubierta de
espinas, (**Es9.74**))
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