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las angustias; que se continuase la obra empezada
y se terminase deprisa; que la ayuda de María
Santísima era segura. El Señor quería la
definición dogmática de la infalibilidad papal.
El Papa leyó y volvió a leer el papel, meditó
un poco, ((**It9.818**)) hizo
algunas preguntas, y nosotros creemos que, a
partir de aquel momento, resolvió no dudar más.
Preguntó después a don Bosco:
->>No podríais dejar Turín y venir aquí conmigo
a Roma? >>Perdería con ello vuestra Congregación?
-íPadre Santo, sería su ruina!
El Papa no insistió, aunque era su manifiesto
deseo retenerlo en Roma y ponerlo a su lado,
elevándole a la dignidad de Príncipe de la
Iglesia.
<>; son sus precisas
palabras. Lo dice muy bien don Miguel Rúa, al
definir a don Bosco con estas palabras: <>.
Aquel día escribía el Venerable a don Miguel
Rúa, y le repetía algunas concesiones ya
comunicadas.
Muy querido Rúa:
A estas horas ya habrás recibido mi otra carta.
Añado ahora que fui a la audiencia con el Padre
Santo, que me acogió con un cariño indecible.
Agradeció, comentó, rió y alabó mucho la
publicación y la colección de las Lecturas
Católicas y de la Biblioteca y nos animó a
continuar. Hay más cosas que no nos conviene
confiar al papel; solamente diré que tenemos
muchos motivos para estar contentos.
Mientras tanto, avisa a nuestros queridos
muchachos que todos los que pertenecen a la Casa
del Oratorio pueden, en lo sucesivo, ganar
indulgencia plenaria cada vez que comulguen.
Tú tienes la facultad de leer y guardar
cualquier libro prohibido, dar la bendición papal
in artículo mortis, bendecir medallas y
crucifijos.
Para el dinero, ya no estoy a tiempo. He hecho
un depósito. Por tanto, di a don Angel Savio que
piense en prepararlo; yo llevaré a casa dos mil
liras.
Temía mucho por la buena Jacinta Bertinetti; he
rezado y rezaré por el eterno descanso de su alma.
En cuanto a la casa, o mejor a la familia de
Chieri, puede dejarse como está; cuando llegue a
Turín ya veremos qué se hace.
Había dicho que prepararas la fiesta de san
Francisco de Sales para el domingo de
quincuagésima; pero, será mejor prorrogarla hasta
el primer domingo de cuaresma, porque los
directores de nuestras casas no pueden dejar a sus
muchachos sin dificultades, en ((**It9.819**)) esos
días. Queda en firme que, si Dominus dederit (si
Dios quiere), saldré de Roma el 21 del corriente;
pasaré un par de días en Florencia, y después a
Turín.
Las cosas de nuestra Congregación marchan
bastante bien. Seguid rezando.
(**Es9.727**))
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