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El Gran Duque murió después de la media noche
del 28 al 29 de enero.
Don Bosco aún no había visto al Papa; de las
dos primeras audiencias tenidas muy pronto, hizo
después esta narración a los hermanos en una
conferencia:
<>Lo primero entregué al Pontífice un billete
de mil liras para el Obolo de San Pedro. El Papa
lo aceptó, y dijo:
>>-íEs maravilloso! Vos, que siempre tenéis la
bolsa vacía, me traéis dinero a mí que también
tengo el cofre vacío. Os llamáis Juan y yo también
me llamo Juan: estaría bien que los dos nos
llamáramos Francisco, porque seríamos
verdaderamente dos Franciscanos.
>>Llevaba también conmigo una colección de las
Lecturas Católicas y un ejemplar de los pocos
volúmenes ya aparecidos de la Biblioteca para la
juventud italiana. Se los presenté diciendo:
>>-Padre Santo, he aquí los esfuerzos que hacen
vuestros hijos de la Sociedad de San Francisco de
Sales.
>>->>Qué libros son éstos?, preguntó el Padre
Santo.
>>-Son, respondí yo, las Lecturas Católicas,
que se ((**It9.809**))
publican desde hace diecisiete años y tienen por
finalidad la difusión de libros buenos y el
exterminio de los malos.
>>-Alabado sea el Señor, exclamó el Santo
Padre, que os ha inspirado una obra tan santa.
>>Miró después los libros, cuya magnífica
encuadernación aumentaba su maravilla. Tomó entre
manos unos volúmenes de las Lecturas Católicas,
leyó con gran satisfacción algunos párrafos, y
parecía que no se cansaba de mirarlos. Tomó
después algunos números de la Biblioteca y mirando
sus páginas, limpias de ciertas inmoralidades,
exclamó la mar de contento.
>>-íBravo! Así se ve que vuestra Congregación
no lo es sólo de nombre, sino también de hecho.
>>Hojeó el ejemplar de la Divina Comedia y,
alabando al comentador, quiso saber quién era. Le
dije que era el sacerdote, que tres
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