((**Es9.717**)
LOS EDIFICIOS DE SAN JUAN DE LA PIGNA -TERCERA
AUDIENCIA: DON BOSCO ACEPTA LA IGLESIA OFRECIDA
POR EL PAPA; EL PAPA HONORIO I: DON BOSCO EXPONE
AL PAPA LA PARTE DE LA MISION QUE A EL SE REFIERE;
EL PAPA INVITA A DON BOSCO A ESTABLECERSE EN ROMA
-DON BOSCO ESCRIBE A DON MIGUEL RUA SOBRE LA BUENA
ACOGIDA DEL PADRE SANTO: RUEGA POR EL DESCANSO DE
UNA BIENHECHORA DIFUNTA; DA NUEVAS ORDENES PARA LA
FIESTA DE SAN FRANCISCO -DISCORDIAS ENTRE LOS
HIJOS DE LA IGLESIA -LAS POTENCIAS EUROPEAS SE
ABSTIENEN PROVIDENCIALMENTE DE TURBAR EL CONCILIO
MIENTRAS don Bosco estudiaba la manera de cooperar
eficazmente al bien de la Iglesia universal, no
perdía de vista a sus alumnos. Hasta de lejos veía
su comportamiento; y, a veces, comunicaba ciertos
avisos al Superior de una Casa, si descubría algún
inconveniente. Prueba de ello es la carta por él
escrita en los primeros días de febrero. Una parte
de la misma iba dirigida a los alumnos del
Oratorio, y don Miguel Rúa la leyó una noche a
toda la comunidad, omitiendo una apostilla:
Carísimo Rúa:
Aunque aquí en Roma ando ocupado totalmente con
nuestras cosas y las de nuestros jóvenes, con todo
mi pensamiento vuela siempre allá donde está mi
tesoro en Jesucristo, a mis queridos hijos del
Oratorio. Voy a visitarles muchas veces al día.
Veo a don Juan Cagliero cercado de una
muchedumbre de jovencitos que se confiesan; a unos
que reciben la santa comunión; a otros que rezan
con fervor; a éstos que piensan en don Bosco y a
aquéllos que juegan con los compañeros. Veo
también a muchos que, durante el día, van a
visitar al Santísimo Sacramento, y esto constituye
mi mayor alegría.
Mas, con gran amargura en mi alma, he visto
cosas que causarían horror a todos, si las pudiera
confiar al papel. Diré solamente que, entre los
muchos buenos que vi, había algunos que parecían
cerdos, y llevaban escrito en la frente: Quorum
Deus venter est (Aquéllos, cuyo Dios es el
vientre). Otros tenían esta inscripción: Jumentis
insipientibus comparatus est (Fue comparado a
jumentos insensatos). Y cada uno se comportaba de
acuerdo con estas inscripciones.
Pero, lo que más me ha admirado fue el ver a
muchos que llevaban como injertada en la lengua
una rosa fragante, o bien una ((**It9.807**)) cándida
azucena, y éstos eran muchísimos. Pero íay de mí!
en medio de aquella consoladoras visiones cierto
día observé, no solamente a uno, sino a muchos
entre estudiantes y aprendices, que tenían
(**Es9.717**))
<Anterior: 9. 716><Siguiente: 9. 718>