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((**Es9.712**) extranjeros, convertían a don Bosco en jefe y casi todos se separaban de él con otras ideas, decididos a sostener no sólo la tesis de la infalibilidad, sino también la oportunidad de la definición dogmática, lo llevó a mal, y un día acudió a la calle Pedacchia. Pero estaba don Bosco en audiencia con notables personajes y no pudo recibirlo por dos veces. Volvió una tercera, decidido a hablarle a toda costa. Después de mucho esperar, finalmente entró. La entrevista duró más de dos horas. Monseñor Audisio, que apreciaba al ((**It9.800**)) Venerable por sus conocimientos históricos, le temía como adversario, y entabló con él una verdadera polémica. Después de un rato entraron también al coloquio otros doctos personajes, llegados para tratar con don Bosco sobre la cuestión. Audisio le atacó directamente en su presencia, sobre la infalibilidad y sobre el Papa Honorio I; preguntóle si éste no erró en la cuestión del monotelismo; si las dos cartas que escribió al Patriarca Sergio de Constantinopla no eran dudosas al combatir la nueva herejía, al menos, como para no reconocer en él al Maestro de la verdad. Y preguntaba a don Bosco, si era verdad que en este caso su opinión le persuadiría a serle favorable. Don Bosco había podido echarle en cara su escasa buena fe. Tenía sobre la mesa una obra impresa en Roma en 1865 titulada: Historia religiosa y civil de los Papas por Guillermo Audisio, canónigo de San Pedro en el Vaticano y Profesor de Derecho Racional de las Gentes en la Universidad de la Sabiduría. En el 2.° volumen, páginas 292 y 494, defendía Audisio la conducta de Honorio contra las calumnias de los sectarios, demostrando que aquel Pontífice: 1. ° No era culpable del silencio o de la suspensión del juicio; 2. ° que era integérrimo en la doctrina. Y concluía diciendo que, al morir, Honorio <>. Por toda respuesta, había podido don Bosco presentar enseguida aquel libro al autor, mas no quiso ofenderle con tan brusca refutación. Se excusó de responder, aduciendo sus escasos conocimientos frente a la mucha erudición de tan gran maestro. Audisio repitió la pregunta pidiendo una respuesta. Los presentes eran el padre Perrone, monseñor Galletti y algún otro obispo. Don Bosco repitió también que no le correspondía hablar ante tan doctos cultivadores de la historia. Entonces Audisio se puso a hablar directamente contra la infalibilidad personal ((**It9.801**)) del Papa. Hablaba (**Es9.712**))
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