((**Es9.705**)
para no tener que ir a buscarlo a la ropería
común; pero don Bosco exclamaba:
-íDe ningún modo! >>No sabéis que, si yo me
guardo estas prendas, el Señor no me envía más? He
podido comprobar que, si me desprendo enseguida de
todo, la Providencia me provee de nuevo
continuamente. Y así, hay para mí y para los
demás.
El 20 de enero, pues, salió hacia la estación
totalmente solo y desde allí escribió a lápiz una
tarjeta a don Miguel Rúa.
Muy querido Rúa:
Envíame a Florencia una parte de los papeles
del Dr. Lissone de Cherasco.
Y, además, los cuadernos de Historia
Eclesiástica que ha terminado Berto.
Que Berto conserve el borrador de cuanto
transcribe.
Rezad. Dios os bendiga a todos.
Afmo.
JUAN BOSCO, Pbro.
Mientras corría el tren hacia Bolonia, subieron
en cierta estación al compartimiento donde estaba
don Bosco, dos jóvenes esposos, acompañados de un
viejo y otras personas. En cuanto vieron al
sacerdote, hicieron un gesto como si se hubieran
topado con algo de mal agüero y anduvieron
indecisos en si tomaban asiento allí o no. Pero se
quedaron. Por la cara no parecían mala gente y
enemiga de los curas.
Don Bosco les dijo enseguida:
-Siéntense, no se apuren por este encuentro. Ya
veo que son dos recién casados. El cura no debe
incomodarles con su presencia: representa al
Sacramento que hace poco han recibido. También yo
les deseo toda suerte de bendiciones. ((**It9.792**)) Se han
presentado hace poco a un sacerdote y de nuevo
están en compañía de otro.
Los nuevos viajeros se miraron a la cara algo
extrañados, mas no parecían contrariados por
encontrarse con aquel compañero de viaje.
Don Bosco continuó:
-Estoy seguro de que habrán ido a la iglesia a
celebrar su boda, >>no es cierto?
Ninguno respondió, pero dijo uno al otro en voz
baja:
-Responde tú; habla tú...
El viejecito tomó por fin la palabra:
(**Es9.705**))
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