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En efecto, ya las había pedido y obtenido de
los Obispos de Fossano y Alessandria a finales del
año anterior; y a principios de 1868 se había
dirigido al de Casale, a quien enviaba también un
resumen histórico de la Pía Sociedad.
RESUMEN HISTORICO DE LA
SOCIEDAD DE
SAN FRANCISCO DE SALES
Esta Sociedad era en sus comienzos una sencilla
catequesis que el sacerdote Juan Bosco, con el
consentimiento del teólogo Luis Guala y José
Cafasso, ambos de perpetuo glorioso recuerdo,
comenzaba en un lugar adecuado, anejo a la iglesia
de San Francisco de Asís. Su finalidad era la de
reunir a los muchachos más pobres y marginados y
entretenerlos en los días festivos con ejercicios
de piedad, cánticos sagrados y agradables
entretenimientos. Se tenía especial consideración
con los que salían de las cárceles y se
encontraban expuestos a mayores peligros. La
prueba resultó satisfactoria y asistía un notable
número de jóvenes, por cuanto lo permitía la
capacidad del lugar.
El año 1844 tomó el sacerdote Juan Bosco la
dirección espiritual del Hospitalillo de Santa
Filomena, junto al Refugio, y entonces, con el
consentimiento del Arzobispo, se dedicó al culto
divino una parte de aquel edificio, que sirvió
durante algún tiempo para las funciones sagradas.
Durante dos años no pudo establecerse el Oratorio
en un lugar fijo; pero en 1846 se alquiló, y
después se compró, el sitio donde, con el correr
del tiempo, se edificó la actual iglesia y la casa
llamada Oratorio de San Francisco de Sales.
En ella estuvo el arzobispo Fransoni, de grata
y feliz memoria, y administró varias veces el
sacramento de la Confirmación y presidió otras
funciones sagradas. Daba también ((**It9.62**)) permiso
para celebrar triduos y novenas, para admitir a la
recepción de la Confirmación y de la sagrada
comunión que valiese para el cumplimiento pascual.
Dado el gran número de muchachos que asistía, el A
rzobispo consintió y aconsejó la apertura de un
nuevo Oratorio en Puerta Nueva, dedicado a san
Luis, en 1847; otro en Vanchiglia, en 1849, y
finalmente el de san José en San Salvario, en
1859. En estos locales se fueron estableciendo
poco a poco escuelas dominicales, después las
nocturnas y también las diurnas. Entre los jóvenes
que asistían había varios cuya situación no se
podía remediar sin darles casa, comida y vestido.
De aquí nació la casa de San Francisco de Sales,
que hoy alberga cerca de ochocientos muchachos.
La tristeza de los tiempos y la disminución de
las vocaciones persuadieron a cultivar jóvenes sin
medios o con escasa fortuna para seguir la carrera
eclesiástica; de aquí la sección de los
estudiantes en la casa de Turín, el colegio
internado de Lanzo y el Seminario Menor de
Mirabello, donde reciben instrucción religiosa y
científica más de cuatrocientos jóvenes, la mayor
parte de los cuales aspira al estado sacerdotal.
El superior de estos Oratorios fue siempre, en
cierto modo, el Arzobispo, de cuyo parecer y
consejo dependía todo. Por lo demás, los
sacerdotes que dedicaban decididamente su sagrado
ministerio a los oratorios, solían reconocer al
sacerdote Juan Bosco como superior, sin el vinculo
de los votos, pero con la sencilla promesa de
ocuparse en aquello que él juzgara para la mayor
gloria de Dios.(**Es9.68**))
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