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((**Es9.669**) Estos tienen además una firmísima voluntad de pertenecer a la Congregación Salesiana, pero sin hacer jamás nada que desdiga de la más escrupulosa sumisión a V. E., y protestan que así han entendido siempre el número arriba citado, tal y como les fue constantemente explicado; que ellos entienden dedicarse por cuanto les fuere posible a enseñar catecismo, dar clase, cumplir los oficios de la Iglesia, sin más finalidad que agradarle y hacer todo el bien que puedan bajo las órdenes y la más respetuosa obediencia a V. E., tal como lo mandan las Reglas Salesianas. Estos son sus comunes pensamientos. Por mi parte, y haciendo honor a la verdad, he de decir que mi parroquia, especialmente los muchachos, desde que vinieron a Lanzo los sacerdotes y clérigos Salesianos... (Añada el señor Vicario cuanto in Domino judicaverit, juzgare en el Señor). Aquel examen, da pena decirlo, era una prueba más de las dificultades que se querían poner a don Bosco. El Arzobispo llegó al punto de amenazar con la suspensión a los sacerdotes que vivieran en el Oratorio sin pertenecer a la Congregación, cuando no había ninguno que no fuese profeso, novicio o aspirante. El diácono José Cagliero de Castelnuovo de Asti, novicio de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, no había emitido todavía los votos. Había entrado como alumno en el Oratorio, antes de cumplir los catorce años de edad. Al acercarse el momento de las ordenaciones sagradas, don Bosco le envió al arzobispo Riccardi para rogarle si quería ((**It9.750**)) admitirle al Presbiterado. Monseñor le invitó a declarar si quería pertenecer al clero de la Diócesis o bien a la Congregación y, después de exponer sus razones, concluyó: -Os ordenaré, si me prometéis por escrito salir del Oratorio. Cagliero había escuchado en silencio; y el Arzobispo tomando una pluma, se la puso entre los dedos y le dijo: -íEscribid! El Diácono, que era de un natural algo brusco, hombre de pocas palabras y resuelto, dejó caer la pluma y respondió: -No quiero. Y replicó el Arzobispo: -Entonces, si es así, resignaos a no recibir la ordenación. Y el Diácono replicó: -íPaciencia: esperaré! -Pero vamos a ver, replicó el Arzobispo al verle impertérrito en su propósito; >>por qué queréis estar con don Bosco? Además >>qué es vuestra Congregación? >>Quiénes forman parte de la misma? >>Cuántos sois? -No lo sé. -Escribid el nombre de todos sus miembros en este pliego. (**Es9.669**))
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