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También le agradezco el dinero que me ha
enviado, que servirá para adquirir alguna de las
muchas cosas que todavía hacen falta en la iglesia
de María Auxiliadora.
Si tuviere ocasión de escribir a la Madre
General, dígale que todos los días la encomiendo a
ella y a todas sus casas en la santa misa; que las
gracias pedidas serán concedidas totalmente, con
la única diferencia de que Dios le cambie, a lo
mejor, una cosa por otra y le conceda la que El
juzgue para su mayor gloria. Ya le fue concedida
una gracia muy especial a sus familias, que se
mantuvieron en la observancia religiosa, ganando
mucho en fervor y celo por las almas. La Casa de
Turín tiene eso de extraordinario que, mientras
los colegios, unos son cerrados en fuerza de la
ley y otros se ven vacíos por falta de alumnas,
esta Casa podría servir de modelo para la casa de
educación más exigente, por su moralidad, su
perfecta salud, su saber y tranquilidad.
Mientras tanto ruego al Señor que bendiga a
usted y al Instituto, a fin de que todo resulte a
mayor gloria de Dios y provecho de las almas.
Amén.
Créame agradecido a V. S. Rvda.
Turín, 21 de septiembre de 1869.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
El 22 del mismo mes escribía, como un buen
padre, una carta a don Domingo Belmonte,
sugiriéndole la manera de responder a sus padres
que le invitaban a ir a su casa, y al mismo tiempo
le manifestaba su intención de nombrarle Prefecto
de Mirabello.
Mi querido Belmonte:
Dijo uno al Salvador: Domine, sequar te
quoqumque ieris, sed permitte me primum ire et
sepelire patrem meum. Jesus ait: Sequere ((**It9.721**)) me, et
dimitte mortuos sepelire mortuos suos (Señor, te
seguiré adonde quiera que vayas, pero déjame ir
primero a enterrar a mi padre. Dícele Jesús:
sígueme y deja que los muertos entierren a sus
muertos) (Mat VIII, 21). Tu vade, annuntia Regnum
Dei (Tú vete a anunciar el Reino de Dios) (Luc IX,
60). Alius ait: Domine, sequar te quoqumque ieris,
sed permitte mihi, renuntiare his quae domi sunt.
Ait ad illum Jesus: Nemo mittens manum, etc.
(Otro le dijo: te seguiré Señor, pero déjame antes
despedirme de los de mi casa. Le dijo Jesús: Nadie
que pone la mano...). Por tanto, escribe una carta
y reza; yo también lo haré. Ahora pasemos a otra
cosa.
Tú me añades unas palabras que me demuestran, o
mejor me confirman, el filial cariño que siempre
me has tenido, y que yo te he tenido a ti aún más
intensamente. Siempre he procurado colocarte en lo
que me parecía más conforme con tu carácter y
según la mayor gloria de Dios. Con este
pensamiento, he pensado confiarte el cargo de
Prefecto en Mirabello. Como ves, se trata de un
paso gigantesco: de simple súbdito hoy, pasas
mañana a Superior y árbitro de un Colegio, donde
se albergan casi doscientas personas. Pero creo
que tú lo desempeñarás bien:
1§ Buscando la gloria de Dios en lo que hagas.
Haz el bien a todo el que puedas y no hagas daño a
nadie. Vigilancia en todo.
2§ Dependencia filial del Director, procurando
seguir sus instrucciones y ayudándole en sus
trabajos. Muchas cosas son superiores a tus
fuerzas, por lo que algunas incumbencias quedarán
reservadas al Director.
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