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sin que por ello se violasen las constituciones;
pero que, para el que necesitara tomar vacaciones,
cuidar una enfermedad o cambiar de aires, estaban
las casas de Chieri, Lanzo, Mirabello, Trofarello
y la nueva de Cherasco, que se abriría pronto,
provistas de todo lo necesario. Hizo notar después
que, de haber podido, habría prohibido la lectura
de periódicos: toleraba que se leyeran los buenos,
en privado, pero jamás en público, delante de los
muchachos.
El 17 de septiembre. -Se leyó en la mesa una
larga carta escrita a don Bosco por el padre
misionero Comboni, que preparaba local en El Cairo
para un colegio que debían establecer los
salesianos en Egipto, para las misiones de Africa.
Por la noche, hicieron los votos trienales
cuatro socios y, antes de ir a acostarse, habló
así don Bosco:
<((**It9.712**)) alguno
de vosotros se desasosegó un poco. Decía:
>>->>Cómo se entiende que, debiendo tratar con
los muchachos, no podamos tomar nunca a ninguno de
la mano, no tenerles ninguna simpatía? >>Que si
nos asalta una mala imaginación, tenemos que
escapar y encerrarnos en la habitación?
>>Y seguía exponiendo otras objeciones por el
estilo.
>>Pero yo, mientras repito y confirmo lo que he
indicado como causa de graves peligros, y que
vosotros debéis evitar, observaré que allí donde
de por sí no hay culpa, no deben tener lugar las
exageraciones. Yo no he querido decir que un
apretón de manos, una amistad honesta, una palabra
afectuosa, aun cuando a veces produzcan algún mal
pensamiento, si éste no se consiente, sean pecado;
digo solamente que no hay que ponerse en ocasiones
que sean tales para un espíritu débil. Añado,
además, que se tengan ciertos comportamientos de
fraterna benevolencia, cuando sean necesarios,
pero siempre con cautela y que no sean cosa
continua.
>>La recta intención, la gracia de Dios, el
trabajo constante, la oración, los sacramentos, la
obediencia a las reglas, forman una especie de
armadura que difícilmente puede deshacer el
demonio. Y son una espléndida prueba de ello todos
estos nuestros campeones que trabajan con nuestros
muchachos.
>>Por lo demás, yo aconsejo que no entre en
nuestra Pía Sociedad a quien no se sintiere con
ánimos para conservar esta virtud estando entre
los jóvenes.>>
El 18 de septiembre dio don Bosco la plática de
conclusión, de la que podemos extractar algunos
pensamientos.
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