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El segundo medio es la fuga del ocio.
Vult et non vult piger. Desideria occidunt
pigrum (El perezoso quiere y no quiere. Los deseos
matan al perezoso) (Prov XIII, 4 -XXI, 25). In
desideriis est omnis otiosus (Todo ocioso vive de
deseos) (San Jerónimo ad Rusticum). Omnem malitiam
docuit otiositas (La ociosidad enseña todos los
males). Y san Jerónimo ad Rusticum, añade: Facito
aliquid operis ut te diabolus semper occupatum
inveniat. Nunquam de manu et oculis recedat liber
(Haz algún trabajo para que el diablo te encuentre
siempre ocupado. No caiga nunca el libro de tu
mano y de tus ojos).
Si estamos ocupados, el demonio no podrá
vencernos jamás. Espera siempre a asaltarnos
cuando estamos ociosos. Hay que levantarse por la
mañana enseguida, cuando nos llaman. No ir a
descansar en tiempo indebido. Durante el día, al
acabar los propios deberes, ponerse a leer algún
libro que trate de cosas espirituales. Habría que
leer también la Historia Eclesiástica, pero sólo
los trozos que el tiempo nos permite. Tenemos las
obras de Calmet, Bercastel, Rohrbacher. La
traducción de la Biblia de Martini, con el texto y
notas que es uno de los más bellos estudios sobre
la Biblia. Divinas scripturas saepius lege, immo
nunquam de manibus tuis sacra lectio deponatur
(Lee a menudo las Sagradas Escrituras, y nunca
apartes de tu mano la lectura sagrada (San
Jerónimo a Nepociano).
Cuando la mente cansada no resiste una
ocupación determinada y necesita descanso, es
preferible no hacer nada: pasead, jugad, saltad,
entregaos a cualquier trabajo material. Así
aconsejaba san Felipe Neri. No estéis nunca un
minuto ociosos. En fin, no hay que dar descanso al
cuerpo y concederle sólo lo indispensable para su
conservación.
El tercer medio positivo para conservar la
virtud de la pureza es la frecuencia de los
sacramentos. El Concilio de Trento expresó su vivo
deseo de que se recibiese la comunión siempre que
se asiste a la santa misa. Es alimento que da
fuerza, alimento de vida. Qui manducat hunc panem,
vivet in aeternum (Quien come de este pan, vivirá
eternamente) (Juan VI, 59).
En cuanto a la confesión, el que tiene la
conciencia tranquila puede esperar ocho días y
hasta quince; pero el que fuere tentado puede
confesarse aún con más frecuencia durante la
semana. Así daría un golpe con seguridad de éxito
contra el tentador y con gran ventaja para su
alma. Confiésese de las faltas escabrosas y aun
dudosas; de las faltas pequeñas y de las ((**It9.710**))
circunstancias para tener un consejo seguro.
Necesitamos un guía. Nec ipse te doceas, et absque
doctore ingrediaris viam quam numquam ingresus es
(No te fíes de ti mismo y te metas, sin maestro,
por un camino que nunca debías haber tomado) (ad
Rusticum).
El que no pueda comulgar sacramentalmente cada
día, no deje nunca de hacer la comunión espiritual
y recomiéndela a los demás.
Hágase todos los días la visita a Jesús
Sacramentado, en común por cuanto se pueda y a la
hora establecida: y el que no pudiera ir a la
iglesia con los hermanos, hágala a otra hora, pero
no la deje nunca. Al hacer la visita, recítese
alguna jaculatoria, por ejemplo: Sea alabado y
reverenciado en todo momento, el santísimo y
divinísimo Sacramento.
El cuarto medio es huir de las ocasiones y
tentaciones. Si vis magnus esse, a minimo incipe.
Principiis obsta (Si quieres ser grande, empieza
por lo más pequeño. Oponte al principio) (San
Agustín). Hay que ponerse enseguida en guardia, al
ser tentados; ponerse a hacer cualquier cosa,
mudar de posición, pasear, distraerse con
cualquier fantasía o recuerdo agradable, cambiar
de ocupación o cosas semejantes. Al empezar la
tentación, es fácil vencerla, pero si se espera a
combatirla, ello es difícil,
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