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Por tanto, reflexionemos:
1.° Que un religioso debe poseer lo que tenía
Jesucristo: Propter vos egenus factus est, cum
esset dives ut illius inopia vos divites essetis
(Siendo rico, por vosotros se hizo pobre, a fin de
que os enriquecierais con su pobreza) (II Cor
VIII, 9). Nuestro divino Maestro era tal, que
ninguno de nosotros puede superarlo en la pobreza.
No poseía nada en este mundo, sólo la túnica que
llevaba para resguardarse de la intemperie
((**It9.702**)) podía
decir que era suya y los verdugos se la jugaron a
los dados, delante de sus ojos, mientras moría en
la cruz.
2.° Recordemos que qui volunt divitesfieri
incidunt in laqueum diaboli (los que quieren
enriquecerse caen en el lazo del diablo) (I Tim
VI, 9). El dinero hizo cometer muchas culpas al
apóstol Judas, lo indujo al más horrible de los
delitos y lo empujó hasta acabar sus días con una
muerte espantosa.
3.° No se olvide nuestra antigua condición,
sobre la cual escribe san Jerónimo a Nepociano 1
hablándole de ciertos monjes:
-Nec plus habeas quam cum clericus esse
cepisti. -Natus in paupere domo, et in tugurio
rusticano, qui vix milio et cibario pane rugientem
saturare ventrem poteram, nunc similam et mella
fastidio (No tengas más que cuando empezaste a ser
clérigo. -Nacido en pobre casa, y en choza
campesina, apenas podía saciar el vientre con mijo
y pan de salvado y ahora siento aversión de la
flor de harina y la miel).
4.° Santo Tomás de Villanueva, y muchos más,
miraban a Jesús crucificado y resolvían todas las
dificultades en la vida religiosa. íQué
pensamientos más consoladores tendrán en punto de
muerte los que se hicieron pobres por Jesucristo!
Individualmente, pues, no debemos tener nada
propio; poseemos sin embargo algunas cosas en
común; pero al menos con el afecto es menester que
renunciemos también a todos los bienes presentes,
a toda suerte de ataduras y a todo lo que se ama
en el mundo; por donde el religioso esté dispuesto
a perderlo todo, antes que faltar a su santa
profesión y a Dios.
Si nos mantenemos fieles al voto de pobreza,
seremos casi mendigos, pero a cuántos hacemos
ricos (de los dones del E. Santo): casi
desposeídos de todo y poseedores de todo (porque
la pobreza es nuestra verdadera riqueza) (II Cor
VI, 10).
Y yo añado: nihil habentes et omnia possidentes
(sin nada y dueños de todo), hasta en los bienes
temporales. Jesús lo ha prometido: Nemo est qui
reliquerit domum... aut agros propter me... qui
non accipiat centies tantum nunc in tempore hoc,
domos... et agros. (No hay nadie que si deja la
casa... o las propiedades por mí... no reciba ya
ahora cien casas... y propiedades).
Y esto para la habitación, el sostenimiento y
para las variadísimas obras de caridad
espirituales y materiales que confiaría a las
congregaciones de estos pobrecitos. El Corazón de
Jesús derrocha ternura indescriptible para los que
fueron obedientes a su invitación. Se puede decir
que en todo el mundo no hubo monte o llanura sin
un convento, monasterio o colegio, en los que no
faltaba nada de lo necesario.
Pero íay de las casas religiosas donde se
empezó a vivir ricamente! Ya lo decían san
Jerónimo y san Agustín en su tiempo. En efecto,
muchos conventos cayeron,
1 Nepociano. -San Nepociano, primero soldado y
luego sacerdote, murió en el año 309. San Jerónimo
fue historiador y panegirista de tan esclarecido
varón. Hace mención de él en una carta a Teodoro y
a él se refiere cuando escribe su incomparable
carta sobre las obligaciones del clero. Su
festividad está señalada el 11 de mayo, día de su
glorioso tránsito al cielo (N. del T.).
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