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decem millia a dextris tuis, ad te autem non
appropinquabit (Caerán a tu lado mil y diez mil a
tu derecha, pero a ti no se acercará). Y el arma
poderosa es el voto de pobreza, con la renuncia de
corazón y Dios os lo dará todo: Apud Deum autem
omnia possibilia sunt (Con Dios todo es posible).
Y como conclusión de las dos parábolas
exclamaba Jesucristo:
-De igual manera, cualquiera de vosotros que no
renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi
discípulo (Lc XIV, 33).
((**It9.701**))
III
VOTO DE POBREZA
Algunos de vosotros ya están ligados con los
votos, otros están dispuestos a hacer el
sacrificio de sí mismos y de sus cosas al Señor.
Diré, pues, cuál es el alcance de nuestro voto de
pobreza.
El voto de pobreza entre nosotros mira a la
administración y no a la posesión de cualquier
cosa: por eso los profesos pueden retener el
dominio radical, como se dice, de sus bienes; pero
les está totalmente prohibida la administración,
lo mismo que la distribución y el empleo de las
rentas, sin el consentimiento del Superior.
-Todos los socios deben hacer su testamento
antes de la emisión de los votos. -Podrán disponer
libremente del dominio, ya sea por testamento, ya
sea per actus inter vivos, pero con el permiso del
Rector Mayor. -Todos los donativos que se les
hagan o los frutos de cualquier industria, trabajo
material o intelectual pertenecen a la Sociedad.
-Todo lo que los profesos adquieran en
consideración a la Sociedad, deberán fundirlo con
los bienes de la comunidad, para común utilidad de
la Sociedad. -Ninguno tendrá dinero consigo o en
otra parte.
Nuestro voto es éste: Observantia voti
paupertatis, in hoc praecipue consistit, ut animum
ab omnibus terrestribus alienum habeat; quod nos
vita quoqueversu communi ad victum et vestimentum
consequi curabimus, nec quidpiam, nisi peculiari
Superioris permissione, pro nobis retinentes 1 (La
observancia del voto de pobreza consiste
esencialmente en el desprendimiento de todos los
bienes de la tierra, lo cual lo practicaremos con
la vida común en cuanto al alimento y vestido, no
reservando nada para el propio uso, sin especial
permiso del Superior).
Que era la regla de los apóstoles: Habentes
autem alimenta, et quibus tegamur, his contenti
simus (Mientras tengamos comida y vestido estemos
contentos con eso) (I Tim VI, 8). El apósotol san
Pablo escribía a los Filipenses: Omnia... arbitror
ut stercora, ut Christum lucrifaciam (Todas las
cosas las tengo por basura para ganar a Cristo)
(III, 8). Y Jesús había prometido un gran premio a
esta pureza de intención: Beati pauperes spiritu,
quoniam ipsorum est regnum coelorum
(Bienaventurados los pobres de espíritu porque de
ellos es el Reino de los cielos) (Mat. V, 3). No
dice en el futuro, como en las obras
bienaventuranzas, sino que dice es.
Nuestra pobreza debe ser real y no de nombre.
Gloriantur de nomine paupertatis, et socios
paupertatis fugiunt (Se glorían del nombre de la
pobreza pero huyen de los socios de la pobreza)
(San Bernardo). Socios de la pobreza son las
privaciones, la penuria, el trabajo, etc.
En la celda, en los vestidos, en la mesa, en
los libros, en los viajes, etc. Pauperes esse
volunt, eo tamen pactu ut nihil eis desit (Quieren
ser pobres a condición de que nada les falte) (San
Bernardo de Adv. Dom.).
1 Véase: Vol. VIII, pág. 899 -N. 6 -1.°.
(**Es9.625**))
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