((**Es9.624**)
Dificilísimo es que el hombre carnal despegue
el corazón de las riquezas, mas, con la gracia de
Dios, muchos las emplean para socorrer
generosamente a los pobres y a la Iglesia y muchos
se despojan de todo para dedicarse al servicio
divino.
A la respuesta del Salvador, Pedro tomó la
palabra, en nombre de los demás apóstoles, y le
dijo:
-Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido: >>qué será, pues, de nosotros?
Y Jesús respondió:
-En verdad os digo, que vosotros que me habéis
seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del
Hombre esté sentado en el trono de su majestad, os
sentaréis también vosotros en doce tronos y
juzgaréis a las doce tribus de Israel. En verdad
os digo, que nadie que haya dejado casa, hermanos,
hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y
por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento
por uno, ahora al presente, con casas, hermanos,
hermanas, madres, hijos y hacienda, con
persecuciones; y en el tiempo venidero, la vida
eterna.
((**It9.700**)) >>No
parece ésta la historia de todas las
Congregaciones religiosas y también de la nuestra?
Después de haber narrado la parábola del
banquete al que rehusaron asistir los invitados,
Jesús se puso en camino y, volviéndose a la gran
turba de gente que lo seguía, les dijo:
-El que viene a mí y ama a su padre y a su
madre más que a mí, no es digno de mí. El que no
odia hasta su propia vida no puede ser mi
discípulo.
Y repetía en alta voz:
-Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame.
Estas palabras contenían tal vez también un
aviso para los padres de los discípulos que lo
rodeaban, a quienes recomendaba la perseverancia
para seguirlo valientemente y llevar la cruz. No
se trataba de confiar en recursos y fuerzas
humanas.
Dios sostendrá con su gracia a los que quieren
llegar con fatiga y sudor a obtener el premio de
su vocación. Decía:
->>Quién de vosotros, si quiere edificar una
torre, no echa primero cuentas de los gastos que
se necesitan y si tiene con qué acabarla, para
que, si después de echar los cimientos, no puede
terminarla, no empiecen a burlarse de él todos los
que lo ven diciendo: -Este comenzó a edificar y no
ha podido terminar?
Quería deciros que vosotros, que habéis venido
tras de mí, seáis constantes en edificar la torre
de la perfección cristiana. Si os desanimáis, será
muy grande vuestra vergüenza y vuestro daño. Los
mundanos necesitan echar sus cuentas para no dejar
una empresa a la mitad. Pero vosotros no debéis
temer. Poned en las cuentas de los gastos la ayuda
implorada al Señor, que no os faltará. Omnia
possibilia sunt credenti (Todo es posible para el
que cree).
Surgirán persecuciones y tentaciones, y el
Divino Salvador prosigue con otra parábola:
>>Qué rey, que sale a enfrentarse contra otro
rey, no se sienta antes y delibera si con diez mil
puede salir al paso del que viene contra él con
veinte mil? Y si no, cuando está todavía lejos,
envía una embajada para pedir condiciones de paz
(Luc. XIV, 31-33).
Hemos de sostener la guerra contra el demonio,
contra el mundo y contra nosotros mismos, y si
hiciésemos pactos con nuestros enemigos sería una
eterna ignominia y una irreparable desgracia. No
debemos temer las armas de nuestros enemigos,
porque Dios nos concede sus armas espirituales.
Cadent a latere tuo mille, et
(**Es9.624**))
<Anterior: 9. 623><Siguiente: 9. 625>