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Don Bosco sonrió ante aquella petición y les
preguntó si tenían fe en la Virgen. Respondieron
que sí. Entonces él les dijo:
-Recitemos, pues, todos juntos el avemaría.
Y después los bendijo.
Inmediatamente, los muchachos, sentados en la
cama, con las manos tendidas hacia su ropa, le
preguntaron:
->>Podemos levantarnos?
-Pero >>tenéis verdadera fe en la Virgen?
-Sí... sí...
-Pues bien; ílevantaos!, dijo don Bosco.
Y se retiró.
Los muchachos empezaron a vestirse a toda
prisa. El ((**It9.653**))
Director acompañó a don Bosco a su habitación y
volvió enseguida a la enfermería para cerciorarse
de la eficacia de la bendición. Seis ya habían
bajado al patio a jugar. Sólo uno se había quedado
en cama, un tal Juan Baravalle, el cual preguntó
si no se pondría peor levantándose. El director,
al ver que le faltaba la fe que creía necesaria
para poder curar de repente, dada la gravedad de
la enfermedad, por lo demás no mayor que la de los
otros, le mandó que no se levantara. Y bajó al
patio.
Soplaba en aquella cumbre alpina un viento
húmedo y frío y andaba él pensativo y angustiado
por su responsabilidad y por las órdenes del
médico que había recomendado muchas precauciones,
sobre todo que los enfermos no se expusieran de
ningún modo al aire. Fue a buscar a los enfermos
en medio del tumulto de los juegos. Examinó uno a
uno su cara, el cuello y los brazos y vio que
pústulas y granos habían desaparecido.
Estaban entre los curados los alumnos José
Demagistris, más tarde profesor en el Real Liceo
de Turín y Carlos Passerini, profesor de los
cursos técnicos en esta misma ciudad. Ambos están
dispuestos a corroborar el hecho bajo juramento.
Al día siguiente, 30 de mayo, hubo en el
colegio una gran fiesta, que terminó por la tarde
con la solemne entrega del premio de buena
conducta a seis internos con el aplauso de todos
los compañeros.
Asistía un gran número de invitados.
Fue nombrado el primero para recibir el premio,
precisamente Demagistris...
El doctor Magnetti se levantó y respondió por
él a la llamada:
-íEsta enfermo!
Pero, con harta sorpresa, le oyó contestar:
-íPresente!
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