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de perder la buena reputación que allá gozaba la
congregación. Respondió don Bosco que con
facilidad se habría conseguido evitar la envidia y
los otros inconvenientes, no pretendiendo nunca
sentar plaza de maestros, sino de alumnos;
aceptando con mucho gusto y humildad las
observaciones que se nos irían haciendo y
siguiéndolas en cuanto fueran compatibles con
nuestros reglamentos>>.
Entre tanto empezaban a cumplirse las profecías
de don Bosco.
20 de enero de 1868
Muy querido señor Oreglia:
Su ausencia se deja sentir cada vez más, no
sólo entre nosotros, sino también en Turín...
>>Qué dirían si supieran los méritos alcanzados
por usted asistiendo a la amputación de tantas
piernas a tantos garibaldinos?...
Las cosas de casa marchan todavía bien, aunque
el diablo se mueve de un lado para otro. El
aguinaldo para este año ha tenido gran importancia
al anunciar que pronto tendremos tres muertos.
Bonísimo el primero y bastante malo el último.
Mientras se habla de ello, y puede imaginar con
qué ansiedad, ha llegado la noticia ((**It9.50**)) de que
el clérigo Mazzarello, que guardaba cama en Lanzo
desde hace unos días, se encontraba a punto de
muerte. Don Bosco aseguraba que el moribundo no
habría hecho el ejercicio de la buena muerte, que
tuvo lugar el pasado jueves. El miedo era grande
lo mismo que la expectación, y este anuncio ha
proporcionado una sacudida tan grande a nuestros
muchachos que se cuentan con los dedos de una mano
los que no hicieron el ejercicio. Todos querían
hacer confesión general. El Señor da siempre
fuerza sobrenatural a las palabras de su Siervo.
El gran frío ha disminuido, pero ha crecido el
artículo pan...
Ahora mismo estuvo aquí monseñor Gastaldi, que
pidió noticias de usted, y me encargó le saludara.
Visitó la iglesia y quedó muy contento...
FRANCESIA, Pbro.
El 22 de enero moría en el colegio de Lanzo el
clérigo José Mazzarello, natural de Mornese, y con
su muerte empezaba a cumplirse el sueño. Era el
primero de los tres anunciados y es útil recordar
algunas circunstancias especiales que acompañaron
a su muerte. La primera es que murió en Lanzo,
donde no todos los alumnos eran conocidos por don
Bosco, como indicaba claramente el sueño. La
segunda, más maravillosa aún, es lo dicho por don
Bosco al clérigo Esteban Bourlot, como éste
atestigua, antes de conocer la enfermedad de
Mazzarello, de que era un clérigo el primero que
debía morir. La tercera circunstancia es la de que
don Bosco había anunciado en público, antes que
Mazzarello cayera enfermo, que el apellido del
primero que iría a la eternidad comenzaba por eme
(M).(**Es9.58**))
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