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((**Es9.572**) por mí, de la próvida mano del Señor, que parece haberse tomado cuidado especialísimo por mí, aunque siempre tan indigno, desde el día en que conocí esta amada Sociedad; desde entonces la quise y no he cesado ni un instante de estar contentísimo de mi estado y de los votos perpetuos que he hecho. Son tantas y tan grandes las pruebas de afecto y del cuidado que de continuo se toma usted por mí, que no puedo expresarle suficientemente con palabras, el deber que siento de agradecérselo y las obligaciones que he contraído con usted. íCuántos bienes espirituales y corporales he experimentado yo en esta sociedad que ciertamente no habría tenido jamás en otra parte! Pero en esta ocasión acabo de compartir otra prueba todavía mayor de su gran solicitud paternal. Quién sabe los peligros de alma y cuerpo a los que yo estaría expuesto con el servicio militar por tan rigurosa ley. Pero el Señor sabrá sacar mucho bien de tanto mal para la Sociedad y para toda la Iglesia; yo así lo espero. Ya me había prometido usted muchas veces librarme del servicio militar a toda costa: por eso yo, apoyándome totalmente en su palabra, no me preocupé lo más mínimo con la noticia de esa ley en cuanto a mí; pero, reflexionando en el gran beneficio que se me hacía, me sentí obligado a manifestarle mis más vivos sentimientos de gratitud y ((**It9.640**)) reconocimiento. Quiera Dios que esto me mantenga cada vez más ligado con mi amor a la Sociedad y a mis superiores y que nunca, en lo sucesivo, pueda llegar a ser mínimamente ingrato. íY de cuántas gracias no soy deudor a mi Señor! >>Cómo agradecerle dignamente tan singular y afectuosa protección? Ayúdeme usted mismo y concédame el Señor, al fin y pronto, el paraíso, para prorrogar allí mi agradecimiento por toda la eternidad. Don Bosco, soy todo suyo por tantas y tan grandes atenciones; y lo era antes, pero ahora lo soy doblemente. Disponga de mí a su gusto, quiero ser como una pelota en su mano, emplee mis débiles fuerzas donde mejor le parezca, si entiende que puedo ser útil en algo a la Sociedad o a las almas redimidas con la Sangre preciosísima del divino Salvador. Disculpe mi expresión, pero acepte los más vivos sentimientos del amor, el reconocimiento y la gratitud que le tengo. Le deseo de todo corazón unas buenas fiestas de María Auxiliadora y, ya que no puedo estar presente en tan gran solemnidad, me encomiendo mucho a sus oraciones. Concédame, querido don Bosco, su paternal bendición, mientras beso reverentemente su mano y tengo la gran satisfacción de profesarme siempre, Lanzo Torinese, 29 de mayo de 1869. Su afmo. hijo espiritual JOS>> DAGHERO, Clér. La verdad es que aquella ley no alcanzó por entonces y durante varios años más, a ningún salesiano. La protección de la Santísima Virgen, la caridad incansable de don Bosco, la generosidad y la habilidad de los bienhechores supieron realizar prodigios de salvación. Mientras se permitió, se pagó el rescate a todos. Don Bosco no había abandonado entretanto el plan de obtener del Gobierno la iglesia del Santo Sudario en Roma y pedía informes y consejos a los amigos de Florencia, rogándoles se interesasen eficazmente ante el Ministerio. (**Es9.572**))
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