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Aceptad, Veneradísimo Padre, estas pobres, pero
sinceras, manifestaciones de fe y de afecto y
dignaos bendecirnos a todos nosotros, que
espiritualmente nos postramos devotamente a
vuestros pies santísimos.
(Seguían las firmas de treinta y dos
sacerdotes, setenta y tres clérigos y tres mil
cuatrocientos treinta alumnos.)
Mas para don Bosco el homenaje más hermoso al
Pontífice era formar a los Salesianos según el
espíritu querido por él: por eso no cejaba de
exhortarlos a la vida de perfectos religiosos.
Lástima que se hayan conservado pocas conferencias
en las crónicas y, aun esas pocas, más bien en
resumen. Mas no queremos omitir lo que se ha
conservado.
6 de abril de 1869
En la biblioteca del Oratorio y por la noche,
después de las oraciones, se celebró la
conferencia de san Francisco de Sales. Se recitó
alternativamente el Veni Creator Spiritus, y don
Bosco, revestido de roquete, se sentó: los dos
sacerdotes, don Juan Garino y don Francisco
Dalmazzo, pronunciaron, uno tras otro, sus votos
ad triennium, asistidos por don Miguel Rúa y don
Juan Cagliero. Después se recitó el Tedéum. A
continuación don Bosco nos dijo cosas adaptadas a
esta circunstancia.
-Cuando uno hace los votos, acostumbramos dar
alguna norma esencial a este respecto. Deseo ante
todo que nadie diga nada a los extraños de lo que
aquí se hace. Si alguien de fuera nos preguntase
algo sobre nosotros, respóndase con alguna
vaguedad, por ejemplo: que nuestra Sociedad está
aprobada, pero no se diga nada de lo que se hace y
dice en el interior de la casa, como serían los
consejos de un superior, una divergencia entre los
hermanos, cualquier desorden o dificultad. Los del
mundo, como no entienden estas ((**It9.599**)) cosas
nos compadecen. Nolite projicere margaritas
vestras ante porcos (No lancéis margaritas a los
cerdos). Los del mundo no sabrán decir otra cosa,
sino que somos tontos al querer abandonar el
mundo. Si sucede alguna cosa desagradable, bebamos
de este cáliz nosotros solos y que nadie sepa
nada. Es un dictamen de prudencia cristiana. Esté
cada uno satisfecho con lo que le encomiendan los
superiores; no busque tener esto o aquello.
Procuremos estar unidos en un solo espíritu.
Recomiendo que todos juntos queramos lo que
quieren los superiores. Con respecto a la mesa,
estén todos contentos con lo que la Providencia
nos envía; haya lo necesario, y eso basta. Otia,
vina, dapes, son la ruina de la castidad.
Otia (ocio). Tenemos la carne que es un enemigo
formidable y para combatirlo debemos huir del
ocio: otia... Impongámonos la obligación de
observar el horario de la Casa: a la hora del
trabajo que no se vea a nadie paseando, salvo por
motivo de salud. Trabaje cada uno en lo que debe
trabajar y no en otra cosa... Hágase la visita al
Santísimo Sacramento. Hágase la confesión y la
comunión con regularidad. Comprometámonos a
cumplir las reglas de la congregación. Por la
mañana, al toque para levantarse, que nadie, a no
ser por motivos de salud, se quede en la cama,
sino vaya a la iglesia a hacer con los demás sus
oraciones; y, si no puede hacer con los demás
estos ejercicios de piedad, hágalos él solo y no
los abandone.
Vina (vino). No tenemos por qué observar lo que
hacen los otros, mas si presenciamos algo que no
marcha bien, naturalmente lo hemos de ver. En
efecto, vemos a
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