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negarle obediencia: No, porque obrando así el
cuerpo quedará desorganizado e incapaz para todo.
Téngase siempre presente que el Superior es el
representante de Dios y quien le obedece a él,
obedece al mismo Dios. >>Qué importa que sea en
muchas cosas inferior a mí? Más mérito habrá en mi
sumisión. Por otra parte piénsese que el mando es
un peso enorme, y que el pobre Superior con gusto
se libraría de él, si no le obligara a mantenerlo
vuestro propio bien. Procurad, por tanto,
aligerárselo mostrándoos dispuestos a la
obediencia y sobre todo aceptad de buen grado
cualquiera de sus mandatos y amonestaciones,
porque él hace un esfuerzo para mandaros: y, si
viera que sus palabras os disgustan y os
inquietan, quizá no osaría amonestaros más y
entonces el mal sería para vosotros y para él.
Si nosotros, considerándonos como miembros de
este cuerpo, que es nuestra Sociedad, nos
conformamos con cualquier función que nos toque
desempeñar, si este cuerpo está animado por el
espíritu de caridad, y guiado por la obediencia,
tendrá en sí mismo el principio de la propia
subsistencia y la energía para realizar grandes
cosas para gloria de Dios, bien del prójimo y
salvación de sus miembros.
No se pretende, sin embargo, decir con esto que
uno esté obligado a cargarse con pesos que no
puede soportar. Cuando alguien no se sienta con
fuerzas para cumplir el cargo que se le ha
confiado, dígalo y se le quitará. Lo que se
requiere es que cada uno esté dispuesto a hacer lo
que pueda cuando le fuere impuesto, de modo que si
también un sacerdote se viera en la necesidad de
fregar platos, lo haga, tanto más cuanto que
tenemos el ejemplo de algunos que dejaron de dar
clase para trabajar en la cocina.
Hemos de tener siempre ante los ojos el fin de
la Sociedad, que es la educación moral y
científica de los muchachos pobres abandonados,
con los medios que la divina Providencia nos
proporciona.
Además, siguiendo la comparación del cuerpo, si
la cabeza debe dirigir todos los miembros, hay
algunos miembros subordinados a la cabeza que
presiden y dirigen los movimientos y los oficios
de otros miembros. Quiero decir con ello que esta
Sociedad consta de un Capítulo Superior, cuyos
miembros hacen las veces de don Bosco y hay que
obedecerles como al mismo don Bosco.
Y, a fin de que todos sepan cómo regularse, es
necesario también que todos conozcan a los que
deben obedecer. Se entiende que el Prefecto es don
Miguel Rúa; el Director espiritual de los
clérigos, don Juan Cagliero; el Director de las
enseñanzas científicas, don Juan Bautista
Francesia, y así los demás que ya se conocen. De
este modo se viene a formar el unum (grupo).
((**It9.576**)) Ahora
que nuestra Congregación se arraiga, es necesario
que nos reunamos con frecuencia para explicar lo
más esencial, y luego lo demás, a medida que nos
lo permita el tiempo. Los privilegios concedidos a
nuestra Congregación pueden ayudarnos ya desde
ahora, y dentro de pocos días mandaremos dos de
los ya admitidos a ordenarse, sin más título que
el de miembros de la Sociedad de San Francisco de
Sales.
Esto en general; en particular os doy dos
consejos. Mucho cuidado, para no romper esta
unidad. He observado una cosa que no me gusta. Es
el ver que haya dos, tres, cuatro o cinco hermanos
siempre juntos, siempre los mismos y casi siempre
separados de los demás. No sé qué hacen; no quiero
pensar mal, diciendo que no hablen bien, según
nuestro fin, se entiende. >>Qué significa este
formar grupo aparte? >>Tienen, acaso, distintos
intereses que los compañeros?
Deseo que estéis siempre con los muchachos
durante el recreo, conversad con ellos, jugad con
ellos, dadles buenos consejos. Vigiladles. Cuando
no podáis mezclaros
(**Es9.519**))
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