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quam jucundum habitare fratres in unum, exclamaba
el santo profeta David, divinamente inspirado,
hablando de las Congregaciones religiosas. íOh,
qué bello y dulce es vivir como hermanos en
sociedad!
Es hermoso vivir unidos con el vínculo de un
amor fraternal, confortándose mutuamente en la
prosperidad y en las estrecheces, en la alegría y
en las aflicciones, prestándose mutua ayuda con
obras y consejos; es hermoso vivir libres de todo
estorbo terreno, caminando derechos hacia el cielo
bajo la guía del Superior. Pero, si queremos que
se deriven estos bienes de nuestra Sociedad, es
necesario que viva y prospere. O quam jucundum...
Y para que, juntos, sea dulce este vivir, hay que
apartar toda envidia, toda rivalidad; hemos de
amarnos como hermanos, soportarnos unos a otros,
ayudarnos, socorrernos, apreciarnos,
compadecernos. Todos deben guardarse atentamente
de hablar mal de la Congregación, más aún, deben
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procurar hacerla estimar por todos. Hemos elegido
habitar in unum. >>Qué quiere decir habitar in
unum? Quiere decir in unum locum, in unum
spiritum, in unum agendifinem. Helo aquí en pocas
palabras.
Debemos, ante todo, y ésta es la primera
condición de una sociedad religiosa, habitar in
unum (en grupo) con el cuerpo.
Una congregación religiosa debe constar, al
igual que el cuerpo humano, de cabeza y de
miembros, subordinados unos a otros y todos
subordinados a la cabeza. Suponed que se expusiera
una cabeza separada del tronco; podría ser bella y
artística; pero ella sola, sin el tronco, sería
algo monstruoso. Así, yo no puedo estar sin
vosotros que formáis el cuerpo. Así, los miembros
no pueden estar sin la cabeza. Se requiere una
sola cabeza, puesto que siendo como un cuerpo, si
a este cuerpo se le ponen dos o más cabezas, se
convierte en un monstruo y se acaba la
uniformidad. Así que ha de haber una sola cabeza,
con sus miembros correspondientes. Después los
miembros subordinados a la cabeza, deben tener un
oficio propio distinto del de los otros; cada uno
tiene que cumplir diversas funciones, según su
diversa condición. Así, por ejemplo, si los brazos
dijeran:
-Nosotros queremos obrar por nuestra cuenta;
queremos hacer lo que nos gusta; queremos hacer de
cabeza: harían reír.
Si el estómago dijera:
-Yo quiero caminar.
-No, se le respondería; tú tienes que recibir
por la boca el alimento que te ofrecen las manos.
Y si las piernas dijeran:
-Nosotras queremos comer; replicaríais:
-No; vosotras tenéis que llevar el cuerpo de un
lugar a otro.
Para que una Sociedad como la nuestra prospere,
es necesario que esté bien organizada; que haya
quien mande y quien obedezca, quien haga una cosa
y quien haga otra, de acuerdo con la propia
capacidad. El que obedece no debe envidiar al que
manda; ni el que trabaja, al que estudia o cosa
parecida; porque unos y otros son necesarios, y
donde todos estudiaran o todos mandaran, no podría
jamás haber variedad.
Suponed que en el cuerpo todo fueran ojos, todo
orejas, o todo manos, etc., >>habría un cuerpo
vivo? Sería un monstruo. Si todo el cuerpo fuera
pies, >>quién le serviría de guía? Así, lo mismo
que todo miembro debe tener su propio oficio, cada
individuo debe hacer en la Congregación lo que se
le ordena y no otra cosa.
Por tanto, en nuestra Sociedad debe haber quien
predique, quien confiese, quien estudie, quien
enseñe, quien atienda a las necesidades materiales
y a las espirituales.
(**Es9.517**))
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