((**Es9.511**)
jesuitas en sus casas? Así vosotros, hablad de
vuestra Sociedad lo menos que podáis; si os
preguntan, responded con pocas palabras, cambiad
de tema; y si tenéis que hablar, hablad siempre
bien. Que nadie conozca lo que hacéis dentro,
quién va, quién viene, qué órdenes dan los
Superiores, si habrá cambios de personal, etc.
Ocultad los defectos de la Comunidad. Si sucede
algo que puede, de algún modo, manchar o
menoscabar el nombre o la reputación de la
Sociedad, haced que permanezca sepultado para todo
extraño.
En segundo lugar, jamás oiréis a un padre de la
Compañía hablar mal de uno de ellos. Al contrario,
cuando se habla con ellos de algún hermano,
responden con grandes elogios del mismo. Su
caridad es ingeniosa para encontrar siempre una
razón de alabanza. Del mismo modo saben sostener y
dar a conocer los méritos de todo lo que ellos
publican o hacen en favor de la Iglesia, de los
pueblos, de las misiones y de la juventud; uno
para todos y todos Para uno, es su contraseña. Así
vosotros, defendeos mutuamente en toda ocasión: no
se manifiesten los males de un miembro de la
Sociedad, por muchos defectos que tenga. Todo
socio esté dispuesto a sacrificarse a sí mismo
para salvar a la Sociedad: y animaos unos a otros
al bien.
En tercer lugar, recordad que no es el número
lo que hace una casa, sino el espíritu. Haya un
solo espíritu para alcanzar un único fin; así
habrá Sociedad, aunque seáis dos o tres solamente,
pero buenos. ((**It9.566**)) Muchos
y malos lo embrollan todo. Guardaos de recibir en
vuestra Sociedad con demasiada facilidad a un
individuo, sin haberlo probado bien. Bricchetti
alla prova 1. El que quiera entrar en la Sociedad
sométase antes a una prueba para ver si resiste.
Si le veis dudoso, no lo recibáis.
En cuarto lugar, vuestra Congregación florecerá
si se observan las reglas, mientras no entren
nobles o ricos, porque con ellos empezarán a
introducirse las comodidades, las parcialidades y
más tarde la relajación.
Procurad dedicaros siempre a los pobres hijos
del pueblo. No falléis a vuestro primer fin y que
vuestra Sociedad lo tenga siempre ante los ojos:
no se aspire a cosas mayores. Es mejor hacer el
bien sobre estas primeras bases, que hacerlo
inmejorablemente en otra esfera que no es la suya.
Educad a los jóvenes pobres, no tengáis nunca
colegios para los ricos y para los nobles.
Mientras os ocupéis de la juventud pobre y de los
huérfanos, siempre con el fin de proporcionar
miembros al clero, vuestra Sociedad irá adelante;
pero si os preocupareis de abrir colegios e
institutos para nobles, entonces la Sociedad
decaerá. Poned pensiones módicas. No las aumentéis
nunca 2. No toméis la administración de casas
ricas. Manteneos ocultos, escondeos para no ser
vistos. Si educáis a los pobres, si sois pobres,
si no armáis ruido, nadie os envidiará, nadie os
buscará, os dejarán tranquilos y haréis el bien.
Todos los colegios atacados hoy en día, lo han
sido por haber hablado mucho de sí mismos, con lo
que crearon envidias. Haced hablar de vosotros lo
menos posible: y además, si os atenéis a vuestras
Reglas, no faltaréis a esta prudencia.
En quinto lugar, si alguien posee algunas
propiedades, revise su testamento cada año, y sepa
el Superior a quién se quiere dejar como heredero,
para que también él pueda disponer. Así obraréis
con seguridad y no surgirán protestas o pérdidas.
Principalmente cuando los bienes se dejan a un
individuo, para la casa.
1 Bricchetti alla prova.-Fósforos a prueba,
dice al pie de la letra; se comprende que, con
esta frase italiana, quiere indicar que es bueno
probar a todos, antes de admitirlos en la
Sociedad. (N. del T.)
2 Ya se ve que, en aquellos tiempos, el valor
adquisitivo de la moneda era constante: hoy no se
hubiera podido decir lo mismo. (N. del T.)
(**Es9.511**))
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