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llevadas a cabo, para obtener la suspirada
aprobación. Enumeró las dificultades encontradas,
que parecían insuperables; reveló y describió la
intervención de la Santísima Virgen para persuadir
a los Prelados que opinaban no se podía consentir
en ciertas peticiones. Dijo cómo aquella
intervención valió más que todas las razones.
Recordó el paternal afecto con que le recibió el
Papa. Agradeció a Dios la aprobación concedida por
la Iglesia a la Pía Sociedad. Especificó los
favores e indulgencias otorgadas por el Sumo
Pontífice. Y, resaltando la importancia del
decreto de 1.° de marzo, observó:
El Padre Santo aprobó, pues, la Congregación,
no sólo como yo esperaba, sino que, puedo decir
que si esperaba uno, conseguí diez. He aquí el
resultado principal:
1.° La Sociedad de San Francisco de Sales está
definitivamente aprobada.
2.° Los jóvenes, ingresados antes de los
catorce años en el colegio de Turín o en otros
dependientes del Superior de la Sociedad de San
Francisco de Sales, están libres de la
jurisdicción episcopal, y el Superior General
podrá darles las dimisorias. Para éstos, pues, no
tenemos ya necesidad de pedir licencia a los
Obispos para poderlos ordenar... Los jóvenes
ingresados después de los catorce años, y que
pertenecen a la Sociedad, según lista enviada a
Roma, serán provistos de las dimisorias por la
Santa Sede.
3.° Se podrán ordenar sin necesidad de
patrimonio, pero sólo a título mensae communis.
Entre tanto os digo que abrigo la firme
esperanza de que la ley sobre los clérigos no
pasará, y que María Auxiliadora nos ayudará.
Hay otras cosas que serán explicadas después...
Lo que tiene de particular nuestra Sociedad es
que se puede adaptar a cualquier forma de
gobierno, sea republicano o monárquico, ((**It9.565**))
absoluto o constitucional; porque sus miembros son
considerados como ciudadanos libres de cara a la
sociedad civil y pueden poseer y disponer por
testamento.
Pasó a continuación (según otras memorias), a
hablar extensamente de la casa adquirida en el
Quirinal, por sugerencia de Su Santidad, para
fundar allí un centro de estudios. Y, dando
gracias al Señor, añadió:
Tuve, después, dos larguísimas conferencias con
el Padre Santo Pío IX y en ellas me dio muchos
consejos para contaros, que dijo eran de mucha
importancia. Yo me los he anotado y os los iré
exponiendo poquito a poco. Mostró su gran
complacencia con nosotros, puesto que él siempre
fue y es muy favorable a la aprobación de la Pía
Sociedad.
Así pues, me dijo:
En primer lugar, estote prudentes sicut
serpentes et simplices sicut columbae (sed sagaces
como las serpientes y sencillos como las palomas).
Observad e imitad a los jesuitas en el espíritu y
en la unión. Ellos, ante todo, no manifiestan a
nadie lo que se refiere al orden y marcha interna
de sus casas. Así no dan motivo a la gente para
entrometerse en sus asuntos. >>Quién puede decir
lo que hacen, tratan y disponen los
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