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((**Es9.491**) Termínense también las cosas, como mejor parezca, con el reverendo Bongiovanni. Así don Bosco... Roma, 19 de febrero de 1869. EMILIANO MANACORDA Don Bosco se despidió del Papa, pero aún se quedó unos días más en Roma, a la espera de la firma de algunos Breves, del decreto de aprobación de la Pía Sociedad y para llevar a término la adquisición de la casa de San Cayo. Durante casi dos semanas dedicó su actividad a este fin. Fue a visitar a las Religiosas dueñas del edificio, que habían abandonado, y acogieron con gusto la propuesta. Fue también a hablar con el príncipe Barberini, que ya debía conocer las intenciones del Papa y, entonces, de común acuerdo, se convino el contrato en cincuenta mil liras. La Providencia dispuso que también se encontrase el dinero para el compromiso. El cardenal Antonelli, apenas supo que se habían cerrado tratos, le envió enseguida dos mil liras con estas palabras: ((**It9.541**)) -Este es el primer donativo por la gracia obtenida de María Auxiliadora; y no será el único, haré otros. Le faltaba todavía a don Bosco una persona para que se ocupase del contrato, puesto que no podía distraerse de otros asuntos. Y la tuvo enseguida a sus órdenes, en la persona del abogado Ignacio Bertarello, cuyo hijo único había curado el Venerable, según hemos visto en una carta de monseñor Manacorda. Con la alegría del agradecimiento había dicho el abogado: -íDon Bosco, mándeme lo que quiera y se hará! Y apenas don Bosco se lo rogó, se comprometió a preparar lo necesario para concluir el contrato. Don Bosco seguía por su cuenta buscando medios para el pago de la casa y le ayudaban sus bienhechores, porque sus cartas llegaban al alma. He aquí una de las primeras, dirigida a la Madre Galleffi. Benemérita Madre Presidenta: En años pasados, acudió usted muchas veces con su caridad, en ayuda de la iglesia y de los pobres jovencitos que viven en Turín. Ya no le recomiendo a los de Turín sino a los de Roma. Se trata de iniciar en Roma una casita con el beneplácito del Padre Santo, semejante al Oratorio de San Francisco de Sales. Hay un local anejo a San Cayo, llamado de las Barberinas, que (**Es9.491**))
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