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Don Bosco era esperado en Florencia, con
verdaderas ansias, por el padre Domingo Verda, de
la Orden de Predicadores, celosísimo promotor de
suscripciones para las Lecturas Católicas. Este
buen religioso se había encomendado a don Bosco,
en 1866, para que la Ley de cierre de conventos no
le echase del suyo, y en 1869 aún vivía en San
Marcos. Visitó por vez primera el Oratorio en
1868: quedó maravillado de todo cuanto vio y del
recibimiento que don Bosco y sus hijos le
hicieron. Por recomendación del Siervo de Dios,
marchó de Turín a Milán, donde se hospedó un día
en casa del señor José Güenzati, el cual le trató
con un sinfín de cortesías.
Durante este viaje aumentó su esperanza de ver
en Florencia una escuela salesiana como la de
Turín, por lo que escribió al caballero Oreglia.
Florencia,
San Marcos, 24-11-1868
Querido caballero Oreglia:
...Otro pensamiento o sueño, si así se le
quiere llamar, sería que hiciese escribir por
algún inglés al señor Sloan, comunicándole que don
Bosco tiene ese centro benéfico y que podría
fundar uno similar en Florencia con su nombre; me
expreso así, porque los hombres quieren ser
tomados por su lado débil. He dicho un sueño,
porque soñé que usted y don Juan Bautista
Francesia se habían convertido en dos apóstoles de
Florencia y que fundaban un magnífico centro sobre
una de estas lindas colinas en los alrededores de
la ciudad. Verdad es que no hay que dar crédito a
los sueños, pero pensar en ellos no es malo, ni
tampoco que yo lo escriba.
Me encomiendo a las oraciones de don Bosco,
porque la necesidad es grande.
P. DOMINGO VERDA
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