((**Es9.427**)
de 1868, al Rector de aquella Universidad, el cual
había aludido en su mensaje al común deseo de paz,
que también él la deseaba, pero que la garantía de
ésta era su ejército, que ya había probado cómo él
no temía aceptar y llevar a buen término una lucha
que se le había impuesto. Todos vieron en estas
palabras un guante de desafío arrojado al rostro
de Francia.
Y he aquí que el 19 de septiembre de 1868 el
almirante español Topete enarbolaba en Cádiz la
bandera de la rebelión y con él se alzaron la
flota y el ejército. En diez días fue expulsada de
España la dinastía reinante. La reina Isabel II se
refugió en Francia; y, con derramamiento de sangre
por la resistencia de algún regimiento fiel a su
deber, los rebeldes entraron triunfantes en
Madrid, entregaron treinta mil ((**It9.468**)) fusiles
a la plebe y formaron un gobierno provisional. Con
Topete, los generales Serrano y Prim quedaron
dueños de la situación.
Pesaba sobre Prim la acusación de no ser más
que un instrumento asalariado de Prusia, la cual
se aprovecharía de él para imponer el desorden en
España, con la intención de crear estorbos a
Francia y hacer imposible a Napoleón III toda
alianza. Más aún, con este fin había recibido de
Prusia seiscientos mil táleros 1 en préstamo. Prim
desmintió a la Presse de París, que había
manifestado abiertamente estas noticias el 10 de
octubre.
Sea como fuere, España caminaba a tumbos. Sin
hablar de los caudales dilapidados, de las leyes
sectarias emanadas contra la Iglesia, del templo
protestante levantado en Madrid, diremos que el
1868 y 1869 fueron años de horrenda vejación para
España.
Cuba se sublevó al ver lesionados sus
intereses, y hubo que enviar muchas tropas para
frenar la situación con sangrientos combates.
Las Canarias se opusieron a las leyes del Gobierno
con motines audaces. Los republicanos y la chusma
armada querían la república. Cádiz, Málaga,
Sevilla y Jerez, en Andalucía; Tarragona,
Zaragoza, Balaguer, Barcelona, Valencia donde
aquéllos se atrincheraban, fueron bombardeadas y
reconquistadas en diversos momentos, después de
muchos días de grandes estragos.
La idea republicana iba prendiendo en muchas
otras ciudades, y en su nombre, centenares de
cuadrillas de asesinos a sueldo cometían horribles
delitos, y se cargaba de impuestos a la población
de los pequeños centros, ya oprimidos por enormes
contribuciones. En varias provincias, una gran
incitación a la rebelión hacía temer al
1 Tálero o táler. -Moneda antigua alemana de
plata, equivalente a cinco pesetas. (N. del T.)
(**Es9.427**))
<Anterior: 9. 426><Siguiente: 9. 428>