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-íVete, en buena hora!, le contestó el Señor.
En aquel momento se despertó y, en efecto,
sonaba la campanilla para ir a la iglesia.
Varaia quedó tranquilizado con el sueño. Fue a
Mathi con su hermana y, a menudo, volvía al
Colegio donde pasaba un rato. Un día se encontró
con el Director, quien tomó nota de lo que había
soñado y, dos años más tarde, volvía al Colegio,
admitido gratuitamente por don Bosco que le
proveyó de todo.
Hizo en Lanzo sus estudios medios, en el
Oratorio de Turín los cursos de filosofía y
teología, profesó en la Pía Sociedad y fue
ordenado sacerdote en 1877. Era un modelo de
santas costumbres, de sencillez, humildad y celo
apostólico por la salvación de las almas. Estuvo
al frente ((**It9.463**)) de la
dirección en la Casa de la fábrica de papel en
Mathi y en la Colonia de Saint-Cyr en Francia, y
en diciembre de 1891 era enviado por los
superiores a las misiones de Palestina.
Infatigable en el sagrado ministerio, hizo mucho
bien a los jóvenes recogidos en las casas de
Cremisán, Beitgemal, Belén y Nazaret, hasta que
murió en Jerusalén en nuestra escuela italiana, el
19 de octubre de 1913, a los sesenta y cuatro
años, después de haber sido director en varias
casas durante catorce años.
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