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mejorar y, al cabo de muy pocos días, estaba
perfectamente sano.
Mas no acaba todo aquí. La primera vez que fue a
la mesa con sus padres, se presentó con el
brazalete de la mamá en la mano y preguntó:
->>Cuándo lo llevaremos a la Virgen?
Y la Condesa, acompañada de su hijo, llevó el
brazalete a don Bosco, el cual lo aceptó y,
después de oír el relato del sueño, dijo:
-Señora Condesa, no crea fácilmente en los
sueños.
Era un aviso, por ciertas ilusiones suyas.
Oímos contar este hecho muchos años después de
la muerte de don Bosco, en presencia de todos los
miembros del Capítulo Superior, al mismo conde
Luis, que añadía:
-Estaba mi esposa en aquel momento tan contenta
que, si don Bosco, cuya bendición había implorado
en aquel instante, le hubiera pedido veinticinco
mil liras para el Oratorio inmediatamente se las
hubiera entregado. El veía que pedir y alcanzar
hubiera sido la misma cosa y yo hubiera estado de
acuerdo, pero no pidió nada. He contado repetidas
veces el hecho en el café, en tertulias, en
conversaciones, para refutar a los que
maliciosamente decían que don Bosco codiciaba el
dinero, que buscaba herencias, etc. Yo hablaba
así, sobre todo cuando se me repetía:
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-Seguramente que usted no ha ganado nada al
hacerse salesiano su padre.
Y yo podía protestar con orgullo que, a la
muerte de mi padre, ocurrida en el Oratorio, no
hube de experimentar el más mínimo perjuicio en mi
herencia.
Entre tanto, en el Oratorio se aguardaba el
cumplimiento de la predicción hecha por don Bosco
el 10 de noviembre de 1868: que un alumno haría
sólo una vez más el ejercicio de la buena muerte.
Este se hizo el 12 del mismo mes; pocos días
después cayó enfermo el estudiante Pablo
Vacchetta, que murió el 21 de diciembre en el
Oratorio. De él escribió don Miguel Rúa en el
necrologio.
Pablo Vacchetta, hijo de Juan, natural de
Lequio Tanaro, murió el 21 de diciembre a los
trece años. Era un muchacho de buenas costumbres.
Al parecer fue víctima de una indigestión de
saracche 1, conseguidas a hurtadillas. Pagó con su
vida la pena de una desobediencia que, sin ser
grave, seguramente fue una de las mayores de su
vida, puesto que, por todo lo demás era
recomendable. Hay que esperar que la larga
enfermedad, pacientemente soportada, le haya
servido para escalar el paraíso.
Murió confortado con todos los auxilios
espirituales.
1 Saracche. -Es un vocablo de Liguria y
Piamonte, con el que se denomina cierto pescado
salado o escabechado, algo parecido a las anchoas,
según he podido averiguar (N. del T.)
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