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>>En qué consistía aquella gracia?
Se alude, tal vez, al siguiente hecho.
Había sido invitado don Bosco a bendecir a un
niño gravemente enfermo. La esposa del conde Luis
Cays, hijo del gran bienhechor del Oratorio, y
ella de la familia Garofoli, soñó una noche que su
hijo Carlos estaba gravemente enfermo. Un
grandísimo dolor la abrumaba, por ser su
primogénito, nacido en septiembre de 1865. Siempre
en el sueño, mandó llamar al médico de cabecera
José Timmermans. Le pareció que entraba en la
iglesia de María Auxiliadora, que veía a la Virgen
en persona, tal y como está pintada en el cuadro
del altar mayor, y que una voz le decía:
-Ve a tomar el objeto más precioso que tienes,
tráelo a mi iglesia y tu hijo sanará.
Oídas estas palabras, se encontró de nuevo
junto a la cama del hijo, cada vez más grave, que
decía:
-Mamá, dame de comer, porque me muero de
hambre.
Diole ella de comer y el hijo se curó.
Así el sueño.
Transcurrieron varios meses y el recuerdo del
sueño casi había desaparecido de la mente de la
Condesa, cuando un día el parvulito, que se
encontraba muy bien, empezó a languidecer y cayó
enfermo con el tifus y la fiebre miliar.
Llamóse enseguida al médico de cabecera;
acudió, le visitó y diagnosticó que su estado era
muy grave; se excusó de no poder asistirle por
diversos asuntos y dijo a los padres que le
supliría el médico de Rívoli, joven expertísimo,
que haría cuanto convenía. Llegó el médico de
Rívoli, y se quedó durante una semana en el
palacio del Conde, pero seguía el empeoramiento.
((**It9.443**)) De
pronto se acordó la Condesa del sueño, rezó y
prometió ofrecer a la iglesia de María Auxiliadora
el brazalete más rico que poseía.
Apenas hizo la promesa, cuando el niño, que
desde hacía varios días, estaba casi siempre
adormecido y no probaba bocado, de repente se
rebulló y dijo a su madre:
-Mamá, dame té con una tostada.
Como el niño no había tomado nunca té,
parecióle extraña su petición. Así que la Condesa
preguntó al médico si podía darle aquel gusto. El
médico, que pensaba era desesperado el caso,
respondió:
-Tal y como se encuentra, déle lo que quiera.
La Condesa hizo preparar el té y se lo dio,
acompañado de alguna otra cosilla. A partir de
aquel momento, el niño empezó a
(**Es9.405**))
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