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Benemérita Condesa:
He hablado con el posible portero: se llama
Juan Roselli Batta; es casado, sin hijos, tiene
treinta y dos años y su mujer veinticuatro. Está
libre y aceptaría con mucho gusto el puesto de
portero. Podemos estar tranquilos de su fidelidad.
Mañana va de cocinero con una familia, pero sin
comprometerse a nada para poder quedar libre
cuando quiera. En cuanto me ordene algo sobre el
particular, lo cumpliré.
He visto a Peracchio dispuesto a ir al servicio
militar, si el Obispo no pudiera reclamarlo. Le he
dicho si no creía oportuno buscar el medio de
recibir las órdenes lo antes posible; me contestó
que, por ahora, no estaba dispuesto; que antaño
estaba totalmente decidido a su vocación; y que
ahora necesita tiempo para pensarlo y resolverlo.
Así las cosas, le aconsejé que fuera cuanto antes
a su Obispo; y dado el caso de que, por él o quizá
por algún fallo, fuera reclamado y estuviera
verdaderamente decidido por el estado
eclesiástico, que me lo dijera y entonces
estudiaríamos el modo de ordenarle. Pero él se
mostró muy vacilante respecto a su vocación, y
partió.
Le renuevo las gracias más expresivas por la
protección y ayuda que me presta en nuestras
actuales estrecheces. Si Dios me diera a conocer
media docena de condesas Callori, mal las iban a
pasar los protestantes. Bendita sea nuestra santa
Religión y quien la profesa luminosamente con los
hechos.
((**It9.411**)) Bendiga
el Señor a usted y a toda su familia. Don Juan
Bonetti escribirá al señor conde Callori para que
vaya un día a Mirabello. Si usted no padece por
comer al mediodía >>no podría acompañarle? Esto
sería ciertamente en honor de san Carlos.
Cuénteme siempre para todo entre los que con la
más sentida gratitud se profesan,
De V.S.B.
Turín, 9 de noviembre de 1868.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Por esta carta, las anteriormente presentadas y
las que más adelante citaremos, se ve que su
agradecimiento no se limitaba a palabras. A más de
las continuas oraciones, las bendiciones, las
curaciones, las visitas a los enfermos, estaba
siempre dispuesto a atender las peticiones y
deseos de los bienhechores en sus diversas
necesidades. A veces se las ingeniaba para que
cesaran discordias familiares, se reconciliaran
personas enemistadas; para proveer de preceptores
o maestros, para buscar buenas personas de
servicio, para facilitar la venta de una finca,
para obtener un préstamo en buenas condiciones;
otras veces para dar consejos sobre economía
doméstica, hacer una recomendación para conseguir
empleo, o una petición para obtener el indulto de
un condenado. Sería demasiado largo señalar los
variadísimos servicios que prestó a sus
bienhechores.
(**Es9.378**))
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