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cuando el sacerdote dice el Orate fratres, al
responderle, se ponga de rodillas vuelto hacia el
altar 1. Recomendó también la caridad al alternar
con todos, abstenerse de hurtos y evitar todo
trato y cualquier cosa menos decente.
Don Bosco recomendaba en muchas ocasiones a los
alumnos la exacta observancia de las ceremonias al
ayudar a la santa misa y, en años anteriores,
había expuesto la importancia de honrar a Dios con
el culto externo. Pretendía con ello enamorarlos
de la vocación sacerdotal. Una noche dijo:
-De aquí en adelante, cuando no tenga un aviso,
una noticia o una orden que daros, me contentaré
con explicaros alguna palabra.
Y tomaba esta palabra de las órdenes sagradas:
-Tonsura -Ostiario -Exorcista -Lector -Acólito
-Subdiácono -Diácono -Sacerdote -Obispo.
Describía el oficio, la importancia, la
dignidad, los ornamentos que distinguen a cada
orden, su relación con la sagrada Eucaristía y con
los fieles.
((**It9.405**)) Otras
veces la tomaba de la jerarquía eclesiástica:
-Párroco -Arcipreste -Canónigo -Obispo -Arzobispo
-Cardenal; o de la liturgia: las velas, los
candeleros, los manteles y demás enseres del
altar; la casulla, la estola, el manípulo y otros
ornamentos sacerdotales; la ceniza, las palmas, la
bendición de la fuente bautismal, el cirio
pascual, etc. Eran descripciones breves pero
vivas, unidas a un recuerdo histórico o ejemplito
que cautivaba la atención de los muchachos, de tal
forma que, con frecuencia, apenas don Bosco
aparecía en el púlpito, aquel viejo púlpito que
hoy se debería guardar como una reliquia,
prorrumpían ellos en un grito:
-íLa palabra, la palabra!
Para los meses de noviembre y diciembre había
preparado para las Lecturas Católicas un opúsculo
que trataba de una de las más queridas glorias del
Oratorio. Se titulaba: RECUERDO DE UNA SOLEMNIDAD
EN HONOR DE MARIA AUXILIADORA, POR EL PRESBITERO
JUAN BOSCO.
En la portada manifestaba su amor a la humildad
con esta oración:
íJesús, manso y humilde de corazón, haced mi
corazón semejante al vuestro!. -Trescientos días
de indulgencia. -Pío IX, 25 de enero de 1868.
1 Eran ceremonias de la antigua liturgia para
la celebración de los oficios divinos. Credencia,
era la mesita o repisa, inmediata al altar, en la
que se colocaba lo necesario para la celebración.
(N. del T.)
(**Es9.373**))
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