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((**Es9.361**) Benemérita señora Condesa: Esté tranquila V. S., que no debe nada a nuestra tipografía por los ejemplares de El Católico Instruido; aún deben enviarle más a su simple petición. ((**It9.391**)) En cuanto al local para el liceo, sigo adelante a toda prisa y, aunque he debido superar muchas dificultades, espero en el Señor que este año se cubrirá, y que en la próxima primavera será terminado rápidamente. Mas, para evitar rivalidades y enemistades, he de continuar con cl método seguido hasta ahora: hacer sin hablar. En efecto, el año pasado teníamos veinticinco filósofos y este año tenemos treinta y cinco. Estudian, se examinan, pero nadie sabe nada de ello. En cuanto al dinero que usted dice, si puede dármelo en noviembre, o diciembre, como me indicaba en otra ocasión, será muy oportuno; de otro modo haga como le convenga, que nosotros lo aceptaremos siempre con el mayor agradecimiento, en cualquier tiempo y medida. No dejaré, señora Condesa, de rogar cada día en la santa misa por usted y toda su respetable familia, a la que indistintamente ofrezco los sentimientos de mi más ferviente gratitud. El domingo vino Bimbo al Oratorio con sus compañeros y un asistente. Pude hablar con él libremente. Está muy bien y muy contento; me encargó dijera a todos los de casa que todo lo suyo va bien. Dios bendiga a usted y a toda su familia, ruegue por mi pobre alma y créame profundamente agradecido. De V.S.B. Turín, 14 de octubre de 1868. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. En esta carta incluyó don Bosco un programa de suscripción a las Lecturas Católicas, sobre el que escribió de su puño y letra: Se recomienda encarecidamente su difusión. La crónica de don Miguel Rúa dice: Don Bosco pensó también instalar un horno para cocer el pan en casa y no tener que servirse de los panaderos de la calle. Tomó a algunos conocedores del oficio, contentos de vivir con él, y construyó el horno en los sótanos de la iglesia de María Auxiliadora. Se inauguró el 19 de noviembre, víspera de los santos mártires Solutor, Adventor y Octavio, venerados en la iglesia, y se puso bajo su patrocinio. Al día siguiente se anunciaba su fiesta con el toque de campanas, al Ave María de la mañana, con el adorno de su altar, con las comuniones más numerosas, según se había recomendado, y con la bendición solemne del Santísimo ((**It9.392**)) por la tarde. Y con la protección de los mártires, aquel horno debía prosperar. A partir de aquel día (19) se empezó a hacer el pan. Diariamente había (**Es9.361**))
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