((**Es9.309**)
Recordamos aquí que don Bosco seguía
manifestando cosas humanamente ocultas. Declara
don Joaquín Berto:
<>Poco después, al verlas salir con las
lágrimas en los ojos, pregunté la razón a don
Bosco y él me contestó confidencialmente:
>>-Mira, esas señoras son hermanas, una de
ellas quería hacerse religiosa y la otra se
oponía. Se pusieron de acuerdo para venir a
consultar a don Bosco.
>>Yo añadí:
>>->>Y por qué lloraban?
>>-Porque, sin dejarlas hablar, les adiviné el
motivo de su visita y se conmovieron.
>>-Pero >>cómo se las ha arreglado usted para
saberlo?
>>-íQué curioso eres! Mira, esta noche soñé que
venían estas dos personas a pedir mi parecer; y
ahora, apenas las vi, las reconocí y por eso no
hice más que repetir el consejo que les di
soñando>>.
Hay otros hechos semejantes, registrados en
nuestras crónicas.
Era admirable y habitual en el Siervo de Dios
el espíritu profético del que ya había muchas
pruebas.
Una tarde, después de las confesiones, mientras
cenaba, contó este sueño a algunos que le
rodeaban; estaba entre ellos el citado don Joaquín
Berto.
<((**It9.332**)) humanos
despedazados. Parecía agonizante. Le pregunté:
>>->>Por qué te encuentras en estado tan
lastimoso?
>>->>No lo conoce, me respondió, por los
instrumentos que me rodean? Me he vuelto un
asesino y dentro de pocas horas seré condenado a
muerte.
>>Después añadió:
>>-Yo conozco a ese muchacho: procuraré
corregirle de sus defectos e infundirle
sentimientos de piedad y de bondad; pero tiene tan
mal carácter que mucho me temo acabe mal>>.
Era éste un muchacho que, mientras hacía el
servicio militar, fue fusilado por haber matado a
su propio oficial. Por fortuna, antes de morir,
cumplió con edificación todos los deberes de un
buen cristiano.
(**Es9.309**))
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