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Por aquellos días, fue invitado por el
caballero Javier Collegno de Provana, para ir a su
quinta de Cumiana a examinar a dos hijos suyos y
ver su aprovechamiento en los estudios. Don Bosco
le contestaba:
Muy apreciado Señor:
Iremos a hacer de profesor. La tarde del 19, a
eso de las cinco, llegaré con don Juan Bautista
Francesia a Cumiana, si Dominus placuerit (si a
Dios place). Si le parece bien invito al profesor
Bacchialoni, mas sólo si le parece bien; dígamelo.
Pero usted tiene una cuenta que saldar. Venir a
Turín con Luis y Manuel; y el no venir los tres a
comer con nosotros y así gozar de la providencia
de María Auxiliadora, es un yerro que difícilmente
se perdona. Me dice el barón Bianco que se merece
una multa de cien napoleones; piénselo; yo voy a
apresarlos.
Dios bendiga a usted y a toda su familia.
Salude, sin olvidar al reverendo Susino, a todos
cariñosamente en el Señor, y créame agradecido.
Turín, 10 de julio de 1868.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Hemos de repetir aquí que, cuando don Bosco se
hallaba fuera del Oratorio o estaba ocupado, le
sustituían don Miguel Rúa, don Juan Bautista
Francesia y a veces cualquier otro sacerdote, para
hablar por la noche a los estudiantes y a los
aprendices, que rezaban las oraciones en sitios
distintos. Sus charlas trataban sobre la
disciplina, la limpieza, la observancia de las
normas de la buena educación, de la aplicación en
clase y en el estudio, de la compostura ((**It9.314**)) en la
iglesia, de los avisos para el día siguiente, e,
imitando a don Bosco, no dejaban de hablar con
frecuencia de la Virgen.
Se lee en la crónica:
<< 11 de julio, sábado. -Después de las
oraciones, en los pórticos, dijo don Juan Bautista
Francesia: -Hace pocos días, los médicos habían
declarado incurable a una pobre enferma. La
ciencia no podía hacer nada más. La mujer,
enterada de ello dijo:
-Don Bosco ha hecho construir una iglesia en
Valdocco. Allí se han obtenido muchas gracias
extraordinarias. Así, pues, encomiéndese mi
familia conmigo a María Auxiliadora y yo prometo
hacer una limosna para la iglesia, apenas esté
curada.
Pocos días después, la gracia se obtuvo y el
marido vino hoy a entregar una limosna de diez
billetes de cien liras>>.
Don Juan Bautista Francesia escribió a Roma
contando las fiestas de Turín y las gracias de la
Virgen, y, a la par, daba también noticias del
caballero Federico Oreglia de S. Stéfano, el cual,
después
(**Es9.294**))
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